05-05-2024 06:24 AM Tiempo de Jerusalén

Concluyen en Andalucía los Actos de la Semana de Unidad Islámica

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A finales de febrero finalizaron en Andalucía los actos relativos a la Semana de Unidad Islámica.

A finales de febrero finalizaron en Andalucía los actos relativos a la Semana de Unidad Islámica. Dichas actividades tuvieron lugar en colaboración con la Consejería Cultural de la Embajada de la República Islámica de Irán en España.

El secretario de la Mezquita “La Unión” de Málaga, Muhammad Amin Herrero, fue uno de los impulsores de las actividades en la provincia de Málaga, que implicaron a varias mezquitas y centros islámicos. En declaraciones a Al Manar, él señaló que consideraba un éxito las actividades de la semana islámica por cuanto la participación de los musulmanes malagueños en los mismos fue muy notable.

Málaga es una provincia donde existe una fuerte influencia del wahabismo saudí. Tres mezquitas de la provincia -la central de Málaga, la de Marbella y la de Fuengirola, entre otras- pertenecen o han recibido fondos de Arabia Saudí. Los wahabíes han mantenido tradicionalmente una postura extremista y contraria a la unidad de los musulmanes.

Sin embargo, Herrero cree que entre los musulmanes ordinarios la idea de la unidad islámica, que englobe a a sunníes y shiíes, es vista como “una necesidad crucial” dentro del mundo islámico.

En Sevilla también tuvieron lugar actos durante la Semana Islámica. En uno de ellos, Samir Pourpezeshk, consejero cultural de la Embajada de Irán en España, pronunció una conferencia en la que destacó los logros de la Revolución Islámica de Irán y su influencia moral en las actuales revoluciones árabes. Él atribuyó a esta influencia moral y espiritual lo que está pasando “en Palestina, Líbano, Egipto y Túnez”. Durante los actos, fue repartido también el folleto “El alba de una revolución”.

Pourpezeshk destacó que la Revolución Islámica superó y desbordó los clichés de las revoluciones francesa, rusa y china y dio paso al renacimiento de una espiritualidad que Occidente había perdido tras siglos de influencia de las corrientes materialistas.

Irán revirtió el destino de un país cuyo prófugo tirano -el Sha huyó el 15 de enero de 1979- lo había entregado “a los extranjeros. El Sha alentó una sociedad donde existía una pequeña minoría “inmensamente rica” y una capa mayoritaria “inmensamente pobre” y sometió al país a la política de EEUU, incluyendo una alianza con la entidad sionista en contra de los árabes.

La revolución se apoyó los principios de independencia y justicia y fortaleció el desarrollo educativo y social de la población iraní. “En 1979 había en Irán 150.000 estudiantes universitarios. Hoy son cuatro millones,” señaló.