29-04-2024 01:39 AM Tiempo de Jerusalén

The Observer: la Libia Post-Gadafi una Zona de Milicias

The Observer: la Libia Post-Gadafi una Zona de Milicias

La Libia post-Gadafi no se parece en nada a ese estado soberano, democrático y unido defendido por Bernard-Henry Levy y su empleador en ese momento, el ex presidente Nicolas Sarkozy, en su campaña para destituir al coronel Gadafi.

La Libia post-Gadafi no se parece en nada a ese estado soberano, democrático y unido defendido por Bernard-Henry Levy y su empleador en ese momento, el ex presidente Nicolas Sarkozy, en su campaña para destituir al coronel Muammar Gadafi.

El estado se ha fragmentado y dividido en zonas controladas por las milicias territoriales. En Trípoli, el Consejo Nacional de Transición acapara los ingresos del petróleo de Libia, estimados en miles de millones de dólares.

Según el periódico británico The Observer, “el país, después de la salida del tirano, fue dividido en zonas controladas por las milicias y los bastiones de la oposición en Bengasi y Misrata han proclamado su independencia en la práctica, mediante la adopción de una política completamente independiente de la del nuevo régimen de Trípoli.”

El informe señala, por ejemplo, que la ciudad de Misrata, “la tercera mayor ciudad comercial libia, se ha convertido en una especie de estado independiente en todo menos en el nombre”.

En este contexto, están programadas elecciones nacionales para dentro de diez días. Las elecciones, sin embargo, pueden ser retrasadas por la inexistencia de cualquier apariencia de unidad nacional en la Libia post-Gadafi.

Sin embargo, según el diario, “unas elecciones se celebraron el pasado mes de febrero en Misrata: fue la primera ciudad de Libia que ha organizado este tipo de comicios en cuatro décadas. Su nuevo Consejo está ocupado actualmente de la organización de la policía y el Ejército y los servicios de educación y sanidad. Pero el problema es que el precio de este éxito es una ruptura con el gobierno central”.

Otro ejemplo similar es la ciudad de Zentan, la mitad de cuyos habitantes eran combatientes que participaron en el movimiento que llevó a la caída del régimen en Trípoli.


“El ambiente que reina en ambas ciudades hoy en día es de escepticismo, sobre todo en lo que respecta al Consejo Nacional de Transición, que se apropia de las rentas del petróleo estimadas en mil millones de dólares mensuales,” señala The Observer.

Es esta falta de confianza la que llevado a Zentan ha cambiar su posición y negarse a entregar a la Justicia a Saif al Islam Gadafi, quien todavía vive en su casa de campo en las fronteras de la ciudad.

Sin embargo, donde el gobierno central podría hacer frente a graves problemas es en la ciudad de Bengasi.

“Bengasi es la ciudad que dio origen a la Revolución. Al igual que Misrata, Bengasi celebró sus propias elecciones a principios de este año. Su consejo de administración está ocupado en la actualidad en determinar sus propias competencias a expensas del gobierno central. Pero algunas personas influyentes en Bengasi quieren más que eso: para Bengasi es la capital de la provincia de Barqa, y esta última representa, junto con Trípoli y Fezzan, la mayor parte del territorio libio, y muchos ciudadanos no están satisfechos con su representación en el futuro Parlamento: 60 escaños de un total de 200. Por lo tanto, el consejo de la provincia amenaza con boicotear las elecciones a menos que obtenga un mayor número de escaños en el Parlamento”, dijo el diario.


The Observer concluye su informe sobre el futuro de Libia con una nota pesimista. Él escribe que “si el Consejo Nacional de Transición trata de explotar de mala manera o utilizar las elecciones para extender su control sobre Libia, el país estará en problemas. A lo sumo, las ciudades controladas por la antigua oposición obrarán de forma autónoma y esto creará una pesadilla administrativa y económica para el estado. En el peor de los casos, y tal como dijo un miembro de una milicia que luchó en el frente en Ajdabiya el pasado año: “Si no nos gusta el nuevo gobierno, ya sabemos cómo hacer una revolución”.