Un cineasta alemán ha sido encarcelado brevemente en Qatar por haber puesto de manifiesto las condiciones de esclavitud de los trabajadores inmigrantes en ese país.

En las últimas semanas se han multiplicado las denuncias sobre las terribles condiciones condiciones laborales -no cobro de los salarios durante meses, pasaportes confiscados por los empleadores etc- a las que hacen frente los trabajadores inmigrantes que trabajan en la construcción de las instalaciones deportivas que serán utilizadas en el Copa del Mundo del Fútbol de Qatar en 2022. Esta realidad ha sido revelada, entre otros, por el cineasta alemán Peter Giesel.

Èl y su cámara fueron detenidos y encarcelados durante 21 horas después de que investigaran esta historia. Los dos fueron a Qatar tras la publicación de un informe en The Guardian que afirmaba que los trabajadores estaban soportando unas duras condiciones de trabajo que equivalían a una situación de esclavitud. Giesel señaló que ellos fueron arrestados en su hotel el 3 de Octubre y llevados a una comisaría. Allí, todo su equipo fue confiscado y la policía luego llevó a los dos cineastas a la prisión de la Seguridad del Estado en los suburbios de Doha.

Russia Today entrevistó a Giesel que reveló algunos detalles sobre sus experiencias y de lo que fueron testigos mientras investigaban el asunto en Doha. Él denunció que durante las horas que pasaron en la prisión qatarí no fueron autorizados a comunicarse con el mundo exterior, incluyendo sus familiares o la embajada alemana.

Giesel entrevistó, por ejemplo, a un trabajador que no había cobrado su salario durante meses. Su jefe retuvo asimismo su pasaporte y él no tiene tampoco el dinero necesario para volver a casa.

Él explicó que los trabajadores inmigrantes son empleados bajo el sistema de la kafala, que es “una ley que declara que todo inmigrante que viene a Qatar tiene que encontrar un espónsor personal, que suele ser su jefe o la empresa o corporación para la que trabaja”.

El espónsor tiene que cuidar de él legal y médicamente, pero la mayoría de los espónsores toman los pasaportes de sus trabajadores, lo cual pone a estos en una situación de indefensión y les deja atrapados en el país. Él añade que los inmigrantes no pueden confiar en sus gobiernos o embajadas.

A pesar de lo bajo de los salarios, unos 350 dólares al mes para un trabajador especializado, eso es mucho más de lo que ganan en sus países de origen, Nepal y Bangladesh, señala Giesel.

Pese a todo, Giesel cree que la Copa Mundial de Fútbol se celebrará en Qatar “ya que hay mucho dinero implicado allí. Hay contratos ya firmados de patrocinio, hay dinero para infraestructuras etc. Ahora mismo se gastan miles de millones en Doha en nuevas calles, estadios, grandes superficies etc”.

Russia Today