La mayoría de líderes republicanos han reaccionado con una profunda desconfianza y rechazo hacia el acuerdo nuclear con Irán, en especial los candidatos presidenciales para las elecciones...
La mayoría de líderes republicanos han reaccionado con una profunda desconfianza y rechazo hacia el acuerdo nuclear con Irán, en especial los candidatos presidenciales para las elecciones, algunos de los cuales reciben fondos del lobby sionista (AIPAC).
Sin embargo, la situación es más complicada para estos candidatos dado, en primer lugar, que el pueblo estadounidense apoya en su gran mayoría el acuerdo y no parece dispuesto a dar su confianza a candidatos que aparezcan como belicistas. Además, el hecho de que el acuerdo esté apoyado por todas las otras potencias internacionales tendrá también una influencia importante, ya que un bloqueo norteamericano no significaría la derogación del acuerdo en un momento además en el que las empresas europeas se están preparando para volver a Irán.
Los congresistas republicanos han calificado el acuerdo como “defectuoso y peligroso” a pesar de que éste cuenta con el aval de sus aliados europeos. El candidato republicano Jeb Bush, hermano del presidente George W. Bush, calificó el acuerdo como “peligroso, lleno de defectos y corto de vista”. Pese a ello no quiso pronunciarse en si lo rechazaría en el caso de que llegue a la Casa Blanca.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, acusó a la Casa Blanca de “alcanzar el mejor y más aceptable acuerdo para Irán en lugar de hacer avanzar nuestros objetivos”.
McConnell dijo que “el desmantelamiento del programa nuclear de Irán iba a ser el punto central de estas conversaciones. Sin embargo, está claro que el acuerdo no logrará ni se acercará siquiera a este objetivo”. Él afirmó en este sentido que haría lo posible para bloquear el acuerdo.
Esta declaración pone a las claras el belicismo de McConnell y otros líderes republicanos, ya que es sabido que Irán nunca aceptaría renunciar a su programa nuclear, al que tiene derecho en base al Tratado de No Proliferación y otras normas internacionales. Al mismo tiempo, ninguno de estos republicanos se refiere al arsenal de armas nucleares de Israel, el único país de Oriente Medio que cuenta con este tipo de armamento.
Opciones limitadas
Sin embargo, y a pesar de disponer de mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes, los republicanos reconocen que sus opciones para bloquear el acuerdo con Irán son extremadamente limitadas. En primer lugar, aunque el Congreso podrá revisar el acuerdo durante 60 días y emitir una resolución favorable o desfavorable, está última no es vinculante y cualquier intento serio de sabotear el acuerdo requeriría una legislación específica dirigida a impedir al presidente levantar las sanciones contra Irán.
Obama ha prometido vetar cualquier legislación “que impida la exitosa implementación del acuerdo”. Con el fin de levantar el veto, los republicanos deberían obtener dos tercios de los votos en ambas Cámaras lo que es en la actualidad prácticamente imposible. “Confiamos en nuestra capacidad para obtener el apoyo necesario para asegurar la exitosa implementación del acuerdo”, dijo un alto representante de la Administración a los periodistas, bajo la condición del anonimato. “Sin embargo, no damos nada por sentado y queremos explicar el contenido del acuerdo a los congresistas”,
Republicanos disidentes
Sería un error, sin embargo, considerar que existe una unanimidad en el Partido Republicano en contra del acuerdo. Al menos siete senadores republicanos, incluyendo un miembro del Comité de Relaciones Exteriores, Senador Bob Corker (Republicano por Tennessee), afirman que no han tomado una decisión sobre el acuerdo con Irán. La senadora Susan Collins, otra republicana moderada, ya señalado que tenía cuestiones sobre el levantamiento del embargo de armas y el régimen de inspecciones, pero indicó que podría aceptar el acuerdo.
Estos republicanos no firmaron una polémica carta de varios senadores republicanos dirigida al liderazgo iraní en marzo criticando un potencial acuerdo.
La Casa Blanca va a trabajar para transmitir su visión a estos congresistas ya que la adición de varios republicanos a un voto a favor del acuerdo haría más difícil para los adversarios del mismo poder bloquearlo y haría también que la lucha en favor del acuerdo no pudiera ser presentada bajo un prisma partidista.
Sin embargo, no cabe duda de que los esfuerzos principales de la Casa Blanca irán en la dirección de asegurar el suficiente número de senadores demócratas para proteger un posible veto presidencial contra una norma hostil al acuerdo.