Los responsables de la Administración Obama son muy conscientes del potencial de Irán para ayudar a resolver algunos de los problemas más difíciles en la región.
Irán es un país con una inigualable posición estratégica, entre Oriente Medio y Asia Central, que ostenta además las segundas reservas de gas natural del mundo y las cuartas de petróleo. Posee medios militares poderosos y una industria de defensa que es, en gran medida, autosuficiente.
Un reciente artículo publicado por el sitio web de Politico informó esta semana que “los responsables de la Administración Obama son muy conscientes del potencial de Irán para ayudar a resolver algunos de los problemas más difíciles en la región y esto en un momento en el que China y sus vecinos atraen más atención de EEUU”.
Irán es ahora un actor imprescindible en Oriente Medio y en la OPEP así como un socio estratégico de Rusia, China y los países occidentales en la guerra contra el terrorismo takfiri, y en especial contra el EI, que se extiende por el mundo musulmán y amenaza también al resto del planeta.
En este sentido, el poder de Irán era imposible de ignorar y se convirtió en una realidad tan fuerte que ha obligado a EEUU a ignorar incluso las desesperadas diatribas del primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, que se apresuró a calificar el acuerdo de “error histórico”. Está claro que Netanyahu ve este acuerdo como una amenaza para la hegemonía que Israel ha mantenido en la región desde hace décadas. Más aún, el acuerdo demuestra que EEUU e Israel, pese a toda la retórica de los responsables estadounidenses, no tienen los mismos intereses.
Triunfo de la resistencia
En realidad, el acuerdo es el fruto de la Resistencia de Irán que ha sufrido sanciones y embargos durante 36 años, incluyendo una guerra de agresión por parte del ex dictador iraquí Saddam Hussein, que fue animado por los países occidentales y las monarquías del Golfo a atacar Irán.
Si Irán hubiera cedido a todos esos comportamientos belicosos y hostiles y a las amenazas e intimidaciones, Occidente no habría tenido necesidad de negociar. Es justamente por qué Irán resistió que EEUU aceptó el principio de negociación, que los sucesivos gobiernos estadounidenses habían rechazado durante años en la creencia de que la República Islámica acabaría por ceder. Sin embargo, fue lo contrario lo que se produjo. Irán supo convertir las sanciones en oportunidades y en un factor que llevó al desarrollo de su propia industria civil y militar y de su programa nuclear pacífico.
Durante las presidencias de Bill Clinton y George W. Bush no se hizo ningún esfuerzo serio para negociar con Irán y estas administraciones optaron claramente por una política de “cambio de régimen”. Así sucedió también durante el primer mandato de Barack Obama, cuando fueron aprobadas duras sanciones económicas y financieras contra Irán e incluso fueron llevados a cabo ataques con virus informáticos contra las instalaciones nucleares iraníes.
Fue sólo en 2013 cuando Irán incrementó el número de centrifugadoras a más de 9.000, con otras 9.000 instaladas pero nunca conectadas, acumuló una gran cantidad de uranio enriquecido y comenzó a enriquecerlo a un 20% que EEUU comenzó a negociar en serio con la República Islámica y reconoció su derecho a disponer de un programa militar pacífico.
Washington ha acabado por aceptar lo que rechazó durante años: que Irán tiene el derecho a un programa nuclear civil. En lugar de pedir el desmantelamiento del programa nuclear civil iraní, algo completamente ilusorio por lo demás, EEUU pasó a reconocer el derecho de Irán a enriquecer uranio en su propio territorio a cambio de garantías e inspecciones exhaustivas en las instalaciones iraníes que demuestren en todo momento el carácter pacífico y civil de su programa, algo que Teherán, por otro lado, siempre había sostenido. Ninguna instalación nuclear iraní será desmantelada o verá paralizadas sus actividades.
Un gigante económico
Con sus inmensos recursos naturales (gas, petróleo y minerales), Irán se ha convertido en un imán para las empresas europeas y asiáticas. Numerosos socios, incluyendo algunos estadounidenses, vendrán añadirse ahora a los ya existentes. Irán también multiplicará sus relaciones con Rusia, China, los países del BRICS, América Latina y África. Miles de millones de dólares situados en bancos extranjeros serán desbloqueados. El poder adquisitivo de los iraníes se incrementará así como su nivel de vida y el crecimiento y desarrollo de la economía crecerán exponencialmente.
Los enemigos de Irán van a intentar presentar el embargo sobre las armas durante 5 años y el de misiles balísticos durante 8 como una muestra de que Irán ha cedido en esto ante Occidente. Sin embargo, ellos olvidan que la República Islámica ha desarrollado en estos años una industria militar que dispone de una tecnología punta y que ha fabricado misiles balísticos que cuentan con un alcance de hasta 2.500 kms y que son capaces de transportar una cabeza de hasta 750 kgs. En este sentido, esta restricción temporal no significa nada en la práctica para el poder militar de Irán.
Algunos actores como Rusia creen que el éxito en las negociaciones nucleares podría llevar a la creación de una amplia coalición internacional contra el terrorismo en el que no sólo las grandes potencias, sino también los países de la región, incluyendo Siria e Iraq, puedan participar de forma decisiva en orden a destruir a los grupos armados, y en especial el EI y Al Qaida, que se han convertido en monstruos que ponen en peligro la seguridad y estabilidad del mundo entero. Esto obligaría, sin embargo, a EEUU a variar sus políticas e integrar en especial a Siria en este esquema. Los países europeos están hoy por hoy más cerca de sumarse a este plan.
En todo caso, las negociaciones han demostrado que Irán ha logrado un acuerdo exitoso tras negociar con seis potencias mundiales -beneficiándose eso sí del apoyo y la simpatía de Rusia y China- y ha conseguido mantener sus derechos frente a las presiones gracias a una notable muestra de paciencia, coraje y una estrategia bien diseñada. Ningún factor puede impedir ya que Irán ocupe el lugar que le corresponde en el ámbito regional e internacional.