Tras la firma del histórico acuerdo nuclear el pasado 14 de Julio, el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, ha decidido visitar la próxima semana Teherán.
Tras la firma del histórico acuerdo nuclear el pasado 14 de Julio, el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, ha decidido visitar la próxima semana Teherán.
De este modo y tras ser la potencia occidental más beligerante hacia Irán y sus aliados en la región, debido sobre todo a la postura pro-israelí de algunos de sus líderes y a sus vínculos con Arabia Saudí, Francia ahora ha dado un giro a su política y busca renovar sus lazos con Teherán.
En diversas fases de las negociaciones nucleares, Francia, particularmente durante el período en el cargo de Fabius, fue el país más duramente posicionado en contra de Irán. En noviembre de 2013, París hizo fracasar un primer acuerdo del 5+1 con Irán en Ginebra, hasta ceder dos semanas después bajo la presión de otros países. En su postura, Francia estaba defendiendo claramente los intereses israelíes por encima de los suyos propios. Esta actitud suscitó la sorpresa de numerosos observadores, incluyendo de la propia Francia.
Solamente Israel aplaudió esta actitud francesa que para muchos resultaba inconcebible viniendo de un país que hace una década -antes de la llegada al poder de los pro-israelíes Nicolas Sarkozy y François Hollande- mantenía una actitud de independencia, como mostró su postura de oposición a la invasión estadounidense de Iraq.
El acuerdo logrado el pasado 14 de Julio en Viena es prácticamente el mismo que Francia rechazó hace dos años a pesar de que muchos expertos elogiaron entonces el acuerdo de Ginebra señalando que suponía “un auténtico avance hacia un deshielo en las relaciones entre Occidente e Irán y un arreglo justo del difícil tema nuclear”.
En aquel tiempo, aparecieron acusaciones contra Fabius en las redes sociales acusándole de ser el “asno de los israelíes”. Muchos acusaron a ministro de actuar nublado por su odio contra Irán y su devoción a Israel. Esto causó un grave daño a los intereses de Francia y de cientos de empresas francesas que estaban obteniendo grandes beneficios en Irán. Cabe recordar, por ejemplo, que Irán era el segundo mercado más importante de la compañía de automóviles francesa Peugeot.
Ahora, sin embargo, Fabius está dispuesto a ir a Irán para buscar la firma de contratos entre compañías francesas e iraníes. Debido a su ardor sionista, el gobierno francés olvidó que Irán es un país muy rico y estratégicamente situado que dispone de las segundas reservas mundiales de gas y las cuartas de petróleo. Así pues, esa “amnesia” se ha curado de repente y Fabius se dispone a correr hacia Teherán poco después de que Alemania haya tomado ya sus medidas para llegar la primera a la carrera destinada a ganar contratos en Irán.
Cabe preguntarse si los iraníes tienen buena memoria y les dará por recordar al ministro Fabius su mala actitud hacia su país. En todo caso, muchos franceses creen que las oportunidades que ofrece Irán exceden en mucho los acuerdos de armamento firmados por París con Arabia Saudí, que podría quedarse así sin su principal aliado europeo -y occidental- en su campaña contra Irán si los iraníes optan por la sabia actitud del perdón.