Ministros y propietarios de empresas de Europa buscan ahora nuevas oportunidades en ese país de 80 millones de habitantes, que posee una enorme potencial para toda clase de negocios.
Mientras los líderes políticos estadounidenses están inmersos en una agria disputa política sobre sí apoyar o no el acuerdo nuclear con Irán, los europeos están protagonizando una autentica peregrinación hacia Teherán con el fin de suscribir acuerdos económicos, comerciales y energéticos.
Ministros y propietarios de empresas de Europa buscan ahora nuevas oportunidades en ese país de 80 millones de habitantes, que posee una enorme potencial para toda clase de negocios.
En EEUU y bajo la influencia del lobby sionista, muchos miembros del Congreso debaten sobre si aprobar o rechazar el acuerdo y mantener las sanciones unilaterales contra Irán en medio de advertencias apocalípticas sobre un futuro Irán nuclear.
Tales alegaciones son vistas como ridículas por los mucho mejor informados y menos corruptos políticos europeos, a los que no les importa marcar sus diferencias con respecto a EEUU en este tema. En todo caso, las iniciativas europeas para un establecimiento de plenas relaciones económicas con Irán, unidas a la postura de los países de Asia de impulsar las relaciones con Teherán, muestran que, con independencia de lo que EEUU haga o deje de hacer, el edificio de las sanciones se está derrumbando de forma imparable y que el único resultado de la postura de dudas o franca hostilidad de los políticos estadounidenses hacia el acuerdo será un grave perjuicio para las empresas norteamericanas que ven impotentes como los europeos y asiáticos se reparten el lucrativo y expansivo mercado iraní.
Irán ha recibido recientemente a una delegación de ministros del gobierno y a líderes empresariales de Italia. Los dos lados ha firmado un memorando de entendimiento, que incluye el compromiso italiano para suministrar fondos y seguros a proyectos comunes industriales, energéticos, de infraestructuras y de construcción por un valor de al menos 3.000 millones de euros.
Al mismo tiempo, el ministro de Exteriores italiano, Paolo Gentiloni, ha invitado al Presidente iraní Hassan Rohani, a visitar Roma "en las próximas semanas".
Antes de los italianos, el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, lideró una delegación de empresarios franceses que buscaban recuperar el terreno perdido en Irán, en especial en lo que se refiere a la industria del automóvil y la de la energía.
Francia está haciendo ahora grandes esfuerzos para alejarse de su imagen de posición de extrema dureza en las negociaciones nucleares. En este sentido, Fabius presentó a Rohani una invitación para visitar París en noviembre.
El principal grupo empresarial francés, Medef, enviará también una delegación de 100 hombres de negocios a Irán a finales de septiembre.
Sin embargo, han sido los alemanes, que poseen una larga relación política, económica y cultural con Irán, los primeros en viajar a ese país nada más terminar las negociaciones para el acuerdo nuclear. El ministro de Economía y vicecanciller de Alemania, Sigmar Gabriel, lideró una delegación de jefes de los grupos industriales alemanes, como el grupo de gas Linde, la empresa química BASF y los fabricantes de coches Vokswagen y Daimler. Según una reciente encuesta publicada en Irán, el 67% de los iraníes desearían tener un coche alemán
Responsables gubernamentales de Austria, Serbia, Suiza y Azerbaiyán han visitado también Irán en los últimos días. España planea también enviar próximamente una delegación de alto nivel a Irán.
La apertura hacia Europa no ha hecho, por supuesto, a los iraníes olvidar sus vínculos económicos con las naciones asiáticas y latinoamericanas, y con sus aliados Rusia y China, que no han perdido el tiempo tampoco en buscar consolidar y ampliar sus vínculos con Irán, que, en su caso, incluyen también la cooperación en el terreno militar, como muestra la próxima adquisición por parte de Teherán del sistema antiaéreo ruso S-300 y de aviones militares rusos y chinos.