La Casa Blanca desmentía la información de que EEUU y Ankara iban a crear en Siria una zona de seguridad para los refugiados sirios actualmente estacionados en Turquía.
Los cambios políticos en Oriente Medio tras la firma del acuerdo nuclear de Irán y el 5+1 y el progreso del Ejército sirio en el campo de batalla así como la desconfianza estadounidense hacia los sueños expansionistas del Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, parecen haber puesto fin al sueño de este último de crear una zona colchón en Siria.
Como señaló el experto Thierry Meysan, "el 7 de julio, el New York Times anunció que EEUU y Ankara iban a crear en Siria una zona de seguridad para los refugiados sirios actualmente estacionados en Turquía. Poco después, la Casa Blanca desmentía la información. Ya expliqué, en un artículo anterior, que el New York Times fue desinformado simultáneamente por el general John Allen, enviado especial para la coalición internacional contra el EI, y por el gobierno interino de Turquía. En aquel artículo recordé que Allen ya había participado anteriormente en otros 2 intentos de sabotear la paz en Siria –en junio de 2012 y en diciembre de 2014– y que el presidente Obama había tratado de hacerlo arrestar hace cerca de 3 años, en septiembre de 2012.
Muchísimos comentaristas relacionaron esta información con otra según la cual el Pentágono ahora autoriza el apoyo activo a sus “rebeldes moderados”, si estos fuesen atacados y sin importar quién sea el autor de tales ataques. Estos comentaristas interpretaban esa información como el inicio de la tan esperada campaña de la OTAN contra la República Árabe Siria. Esta interpretación, sin embargo es absurda". El propio Obama tomó la decisión de desmentir las afirmaciones de Allen.
Muchos círculos con EEUU se muestran alarmados por la política de Erdogan, que no duda en apoyar a los grupos terroristas más extremistas -como el Frente al Nusra, Ahrar al Sham y el EI- y aboga por una política agresiva y neo-otomana hacia los países árabes, que ha llevado a Turquía a un deterioro de su relaciones con estos últimos. En la actualidad, Siria, Iraq, Egipto, Túnez y Libia condenan la política turca hacia sus países y su apoyo al terrorismo y a los grupos extremistas, incluyendo los Hermanos Musulmanes.
Conocedores de que Turquía y los medios aliados de la oposición siria estaban difundiendo desinformación sobre el acuerdo entre Washington y Ankara para luchar contra el EI, medios oficiales estadounidense optaron por desmentir las informaciones que intentaban incluir en el acuerdo el establecimiento de la zona colchón en Siria. El acuerdo contempla la utilización de la base turca de Incirlik por parte de aviones de EEUU para atacar al EI.
Los grupos terroristas que actúan en Siria, como el ultrasalafista Ahrar al Sham, han saludado los intentos de Turquía de establecer esta zona colchón, que ellos podrían utilizar como santuario para atacar a las tropas sirias. Esto llevaría también a un inevitable choque entre los combatientes sirios kurdos del YPG y estos grupos terroristas. Los kurdos creen que ellos son un objetivo principal del posible establecimiento de semejante zona. De hecho, según medios turcos, la zona colchón que Turquía pretendía establecer estaría situada mucho más al oeste de lo que las primeras informaciones sugerían, lo cual demuestra que el objetivo real de Ankara no es el EI sino los kurdos sirios. De hecho, los intentos turcos de combatir y debilitar a estos últimos han servido para reforzar al EI en Siria.
Por su parte, la propia Siria e Irán han advertido a Turquía en contra del establecimiento de una zona de este tipo, que supondría una abierta agresión contra la soberanía siria.