El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha lanzado una campaña de represión contra los medios críticos poco antes de las próximas elecciones legislativas de noviembre.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha logrado su objetivo. Tras la pérdida de la mayoría absoluta por parte de su partido, el AKP, en las elecciones legislativas del pasado 7 de junio, Erdogan vio alejarse su sueño de conseguir 2/3 de los escaños del Parlamento para crear un régimen presidencialista a su medida. Sus críticos denunciaron entonces que Erdogan estaba buscando crear un régimen totalitario en Turquía asumiendo los poderes de un dictador.
Erdogan buscó en todo momento sabotear la creación de un gobierno de coalición e hizo todo lo posible para que las elecciones se repitieran con la esperanza de que esta vez su partido lograría las mayorías deseadas para la consecución de sus objetivos personales. Él lanzó una campaña contra el Partido Democrático Popular (HDP), representante de los kurdos, que logró entrar en el Parlamento en las elecciones de junio y al que acusó falsamente de mantener vínculos con la organización armada PKK, considerada terrorista por el gobierno de Ankara.
Con el fin de crear un clima hostil hacia este partido y fomentar un ambiente nacionalista que sea propicio para el AKP antes de las elecciones, Erdogan no ha dudado en poner fin a la larga tregua con el PKK mediante el lanzamiento de ataques aéreos que causaron la muerte a centenares de miembros del grupo, según fuentes turcas. La respuesta del PKK ha sido la de lanzar ataques contra los militares turcos, dando muerte a decenas de estos últimos..
Tras dar estos pasos, que superan los límites de moralidad y la legalidad fijados para cualquier gobernante, Erdogan ha puesto en marcha una dura campaña contra la prensa critica a su gobierno. Esta campaña supera a las anteriores, que habían convertido ya a Turquía en un país con un triste record: el de tener el mayor número de periodistas en la cárcel.
La campaña ha incluido un asalto contra la sede de "Koza-Ipek Media", el segundo en cinco meses. Este grupo mediático posee varios periódicos y dos canales de televisión y está cercano al principal adversario de Erdogan, el predicador refugiado en EEUU, Fethullah Gülen.
La policía entró en las oficinas de Koza-Ipek, así como en la Universidad Ipek de Ankara (que está vinculada al grupo). La agencia estatal Anadolu informó que la operación era "parte de una investigación terrorista sobre Fethullah Gülen".
El asalto tuvo lugar significativamente horas más tarde de que la publicación Bugün, perteneciente al grupo, publicara fotos que mostraban el envío clandestino de material militar por parte del servicio de inteligencia turco al EI en Siria.
En 2013, las autoridades culparon a Gülen por las acusaciones de corrupción aparecidas contra Erdogan, su familia y miembros de su gobierno. Erdogan inició entonces una ofensiva contra Gülen y sus seguidores. Este último negó, por su parte, haber sido la fuente de las alegaciones.
El asalto se produjo también un día después de que un tribunal del sureste de Turquía, predominantemente kurdo, ordenara que dos periodistas británicos, Jake Hanrahan y Philip Pendlebury -que trabajaban para Vice News, una publicación con sede en EEUU- y su traductor de nacionalidad iraquí fueran encarcelados bajo la acusación de "trabajar por cuenta de una organización terrorista". Esto ha sido visto como un intento de Erdogan de impedir que se difunda información verídica sobre el conflicto de Turquía contra los rebeldes kurdos.