Moscú declara alto y fuerte que está dispuesto a cumplir sus promesas y jugar un papel activo en la evolución de la situación en Oriente Medio, señala un artículo del periódico National Interest.
Moscú declara alto y fuerte que está dispuesto a cumplir sus promesas y jugar un papel activo en la evolución de la situación en Oriente Medio, señala un artículo del periódico National Interest, especializado en política exterior y seguridad nacional de EEUU.
La cooperación técnico-militar entre Moscú y Damasco es el medio por el que el presidente ruso, Vladimir Putin, "envía al mundo cinco mensajes geopolíticos", estimó el redactor jefe del National Interest, Nikolas Gvosdev, experto en política exterior y de seguridad nacional de EEUU.
"El primero de estos mensajes es que las declaraciones sobre la debilidad de Rusia son sólo figuraciones. Las afirmaciones según las cuales las sanciones occidentales, la caída de los precios del petróleo y la ralentización del crecimiento económico en China habrían puesto Rusia en una situación difícil son totalmente inexactas", señala la publicación.
Cabe señalar que Rusia continua siendo uno de los pocos países del mundo que es capaz de enviar y apoyar a sus tropas más allá de sus fronteras y que el Kremlin "se propone jugar un papel activo en la evolución de la situación en Oriente Medio".
En segundo lugar, "Vladimir Putin ha dejado ver claramente que rechaza el punto de vista de Washington, según el cual la destitución de un líder fuerte lleva la estabilidad a largo plazo en Oriente Medio", añade el experto.
"Putin indicó una vez más que si Occidente quiere reducir el influjo de refugiados y atenuar la amenaza del terrorismo extremista, la experiencia adquirida en Iraq y en Libia demuestra que el derrocamiento de Assad... no daría el resultado esperado", señala el redactor jefe del National Interest.
Gvosdev constata, por otra parte, que "la posición de Rusia en Ucrania se ha fortalecido".
"A pesar de una cierta calma, Kiev se enfrenta a problemas económicos muy graves y a políticas internas que ponen en duda la capacidad de las actuales autoridades ucranianas para garantizar la línea de integración euro-atlántica del país", dijo el experto.
En cuarto lugar, "el Kremlin traza sus líneas rojas".
"Rusia no observará con los brazos cruzados cualquier intento de expulsar del poder al presidente sirio, Bashar al Assad, mediante una intervención militar extranjera", advierte el analista.
En quinto lugar, "Moscú está dispuesto a mantener sus promesas, incluso si esto exige ciertos sacrificios en forma de gastos materiales. Y países como Azerbaiyán o Egipto que dudan de la voluntad norteamericana de asegurar su prosperidad y seguridad se han dado cuenta de ello sin duda", concluye el autor.