El Ejército libio, encabezado por el general Jalifa Haffar, han lanzado ataques aéreos de grupos militantes en los distritos de Leithi, Guarsha y Sabri, en la ciudad de Bengasi, al este de Libia.
El Ejército libio, encabezado por el general Jalifa Haffar, han lanzado ataques aéreos de grupos militantes en los distritos de Leithi, Guarsha y Sabri, en la ciudad de Bengasi, al este de Libia.
Estos ataques aéreos fueron condenados por la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL), que manifestó que el objetivo de los mismos era "claramente" el de sabotear las actuales conversaciones de paz entre facciones armadas libias en la ciudad marroquí de Sjirat.
La UNSMIL llamó a las partes en guerra a alcanzar un acuerdo de paz tan pronto como sea posible. "Los ataques aéreos son un claro intento de sabotear y hacer descarrilar los actuales esfuerzos para poner fin al conflicto en un tiempo en el que las negociaciones han entrado en una fase crítica y final", indicó la declaración de la ONU.
La UNSMIL alabó también las conversaciones de paz de Shjirat como "una ocasión histórica" para poner fin al conflicto sangriento que azota el país desde el derrocamiento del régimen de Muammar el Gadafi en 2011 por medio de una intervención de la OTAN.
La organización recordó que los ataques contra civiles "están prohibidos bajo la ley humanitaria internacional y pueden constituir crímenes de guerra". Asimismo, advirtió que "los responsables de las muertes de civiles serán considerados plenamente responsables".
Libia posee dos campos rivales que se disputan el control del país. Uno de ellos ha creado un gobierno en Tobruk y es reconocido por la comunidad internacional y el otro, controlado por los islamistas, controla la capital, Tripoli.
El primero de estos gobiernos, sin embargo, ha chocado a menudo con la ONU por el tema del proceso de paz, como se muestra en las críticas de la ONU contra sus ataques aéreos.