El pasado fin de semana, EEUU atacó un hospital lleno de civiles en la ciudad afgana de Kunduz, matando a 22 personas, lo que provocó una condena internacional.
El pasado fin de semana, EEUU atacó un hospital lleno de civiles en la ciudad afgana de Kunduz, matando a 22 personas, lo que provocó una condena internacional. El hospital pertenecía a la ONG Médicos con Fronteras (NMSF), que manifestó que un crimen de guerra había sido cometido. Al menos, 12 miembros de MSF murieron en este incidente, que fue inmediatamente condenado por la organización como un “crimen de guerra”. Ésta no es, sin embargo, la opinión oficial de EEUU.
MSF pidió una investigación sobre este tema, señalando que la investigación realizada por Washington de forma unilateral no tenía credibilidad por tratarse de una parte en el incidente.
Sin embargo, EEUU no cree que el bombardeo del hospital sea un “crimen de guerra”. El secretario de prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, rechazó tal calificación y dijo que el ataque había ocurrido a petición del gobierno afgano y dijo que las muertes civiles habían sido “accidentales”.
Las muertes de civiles en ataques aéreos de EEUU en Afganistán han sido muy frecuentes en los 14 años de ocupación del país. Sin embargo, el Tribunal Penal Internacional nunca ha investigado estos hechos por ser “políticamente sensibles” para EEUU.