Los portaaviones estadounidenses podrían convertirse en instrumentos ineficaces en los próximos años debido al desarrollo de las nuevas armas dirigidas a destruirles.
Los portaaviones estadounidenses, símbolos del poder norteamericano y destinados a proteger los intereses de EEUU en todas las regiones del mundo, podrían convertirse en instrumentos ineficaces en los próximos años debido al desarrollo de las nuevas armas dirigidas a destruirles.
El centro de estudios New American Security ha publicado recientemente un informe del experto Henry Hendrix que señala que el principal punto débil de los grupos de portaaviones son propios aviones, cuyo alcance es limitado.
El desarrollo de medios de disuasión, especialmente misiles capaces de atacar los portaaviones, permitirá reducir su capacidad de aproximarse a una distancia suficiente y desplegar de forma efectiva su aviación, estima Hendrix, citado por la CNN.
Según Hendrix, la decisión, tomada hace dos décadas, de privilegiar los portaaviones ligeros, maniobrables y polivalentes, pero no de largo alcance, fue un error, porque aunque ellos sean más rápidos y baratos, el alcance limitado de sus aviones amenaza toda la estrategia norteamericana que se encuentra en el origen de los grupos de portaaviones.
La causa de ello es el desarrollo de sofisticados misiles antibuque de medio alcance por parte de adversarios potenciales, en particular China, Rusia, Irán y Corea del Norte, que pone en cuestión la eficacia de la estrategia de defensa de EEUU, precisa el experto.
Durante el reciente desfile militar en Pekín, China mostró su misil DF-21D "Asesino de Portaaviones", que tiene un alcance de más de 1.450 km y una altísima velocidad. Se trata del primer misil balístico de largo alcance basado en tierra que es capaz de destruir un portaaviones y su grupo de apoyo en movimiento, y que amenaza el potencial marítimo estadounidense. El Instituto Naval de EEUU determinó en 2009 que la carga explosiva de un solo misil de este tipo es suficiente para hundir un portaaviones y que no existe en la actualidad "ningún medio de defensa contra él". Esto obliga a los portaaviones estadounidenses a mantenerse alejados de las costas chinas.
Además, el desarrollo de sofisticados y silenciosos submarinos, dotados con armas más poderosas, constituye otro elemento de riesgo para los portaaviones norteamericanos.
Ciertos analistas creen que estas armas pueden transformar los portaaviones, los principales pilares de la estrategia naval de EEUU, en enormes desechos y lograr lo mismo que los japoneses hicieron con la flota norteamericana durante el ataque a la base militar de Pearl Harbor en 1941.