Según el Jerusalem Post, algunos analistas israelíes creen incluso que los grupos armados salafistas podrían tomar el poder en El Cairo y derribar a Sisi.
El derribo de un avión ruso hace más de una semana sobre la Península del Sinaí, en Egipto, ha supuesto un duro golpe para la industria turística egipcia, que resulta básica para la economía del país. Al mismo tiempo, esto supone que el EI y otros grupos wahabíes están realizando nuevas operaciones en el país y esto hace crecer las dudas aparentemente entre los responsables norteamericanos e israelíes acerca de la viabilidad del actual gobierno egipcio, dirigido por Abdul Fattah al Sisi.
Según el Jerusalem Post, algunos analistas israelíes creen incluso que los grupos armados salafistas podrían tomar el poder en El Cairo y derribar a Sisi. Otro peligro para el líder egipcio, según estos círculos, es la amenaza de un golpe militar. Ellos afirman que 26 oficiales egipcios fueron detenidos en agosto por conspirar para derrocar al mandatario egipcio.
Los medios israelíes están citando también un nuevo informe del Washington Institute for Near East Policy (WINEP), un think tank afiliado al AIPAC, la principal organización del lobby sionista, que afirma que el presidente Sisi podría no sobrevivir a su actual mandato, que termina en 2018.
Tras asumir el poder tras el derrocamiento, por parte del Ejército egipcio, del presidente Mohammed Mursi, miembro de la cofradía de los Hermanos Musulmanes, en Julio de 2013, varios grupos terroristas lanzaron una ofensiva en la Península del Sinaí. El gobierno egipcio ha acusado a los HHMM de estar detrás de esta ola de violencia.
El grupo principal que opera en el Sinaí es Ansar Beit al Maqdis, que en noviembre de 2014 se afilió formalmente al EI y cambió su nombre al de Wilayat Sinai (Provincia de Sinaí). El grupo continúa activo en todo el Sinaí y ha reivindicado el derribo del avión civil ruso Vuelo 9268.
Los terroristas han intentado también asesinar a Sisi y han matado a cientos de militares y policías. Algunos de los terroristas que actúan en Egipto proceden de la vecina Libia, donde el Estado ha dejado en la práctica de funcionar tras la intervención de la OTAN en 2011 y los grupos armados actúan ahora con toda libertad y tratan de desestabilizar Egipto, Túnez y otros países.
Otros círculos menos pesimistas creen, sin embargo, que Egipto, que cuenta con uno de los ejércitos más poderosos del mundo árabe, podrá resistir la agresión del terrorismo, aunque su economía, demasiado dependiente del turismo, puede sufrir graves daños. Este hecho podría llevar también incrementar el rechazo popular contra los grupos terroristas, dado que millones de egipcios trabajan en esta industria.