Irán rindió el viernes tributo póstumo a su ex embajador en El Líbano Gazanfar Roknabadi y prometió dar seguimiento a esa tragedia por canales legales.
Irán rindió hoy tributo póstumo a su ex embajador en El Líbano Gazanfar Roknabadi, fallecido en Arabia Saudí en una estampida durante la procesión del Hayy, y prometió dar seguimiento a esa tragedia por canales legales.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hossein Yaber Ansari, aseguró que Teherán mantendrá presiones para que se esclarezca lo ocurrido y se depuren responsabilidades a través de conversaciones con organizaciones internacionales y estados islámicos.
Al hablar a periodistas en el aeropuerto internacional Mehrabad de esta capital, a donde arribó este viernes el cadáver de Roknabadi, Ansari aclaró que la repatriación y entierro de los peregrinos fallecidos en el accidente del 24 de septiembre en Mina "no significa que el caso está cerrado".
El funeral al exdiplomático se produjo en presencia de representantes del gobierno y del líder supremo de Irán para el Hayy, en medio de consignas que clamaban "Muerte a los Al Saúd", en alusión a la familia real saudí.
La república islámica reportó 464 muertos por la estampida ocurrida en inmediaciones de la ciudad saudí de Mina en momentos en que feligreses musulmanes realizaban el ritual del Jamarat o lapidación de Satanás, uno de los momentos más fervorosos del Hayy o peregrinación a la Meca.
Hace dos días, autoridades anunciaron oficialmente que el cuerpo del ex embajador en Beirut fue identificado entre las víctimas dadas como desaparecidas, con lo que se puso fin a dudas del gobierno, que llegó a comentar la posibilidad de que hubiese sido secuestrado.
Un funcionario gubernamental señaló que pruebas de ADN realizadas a partir de muestras tomadas a dos de sus familiares cercanos que viajaron a Arabia Saudita permitieron determinar que se trataba de Roknabadi.
Según Ansari, la responsabilidad legal, política y humanitaria por el desastroso incidente cae sobre los hombros de los funcionarios saudíes. "No hay duda de que la catástrofe de Mina quedará en la historia del Hajj y en el corazón de los estados islámicos", recalcó.
Teherán y Riad se ensalzaron en una agria controversia, añadida a su ya histórica rivalidad, luego de el primero acusó al segundo de manejar mal la mayor procesión religiosa del mundo, con más de dos millones de fieles.
El vocero de la cancillería consideró que la deficiente gestión saudí en establecer la apropiada interacción con las familias de los peregrinos prolongó el asunto, al punto de que 17 iraníes continúan desaparecidos.
Irán espera que un incidente de esa magnitud no se repita y que los responsables respondan por sus faltas y por la pérdida de más de mil 180 personas, según el cómputo de todos los países que informaron de nacionales fallecidos, aunque Arabia Saudita sigue hablando de 770 fatalidades.
Las fricciones llegaron incluso al plenario del 70 período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la ONU, con cruce de ataques entre el presidente Hassan Rohani, que denunció incompetencia en el manejo de la seguridad, y el canciller saudí, Adel Al Yubeir, que lo negó.
PL