Tras el derribo de un avión Su-24 ruso por Turquía y difundirse las noticias sobre una posible adhesión a la OTAN de Georgia y Montenegro, Rusia ha dado un impulso a sus vínculos con Armenia.
Tras el derribo de un avión Su-24 ruso por Turquía y difundirse las noticias sobre una posible adhesión a la OTAN de Georgia y Montenegro, Rusia ha dado un impulso a sus vínculos con Armenia, uno de los tradicionales aliados de Moscú en la región y vecino de Turquía.
Rusia posee una base militar en Armenia, donde están desplegadas fuerzas del Octavo Ejército de Rusia. Moscú ha enviado a la base unidades especializadas en diversos campos como la guerra electrónica, defensa antiaérea, misiles y lanzacohetes, antitanques etc.
Rusia busca reforzar también las fuerzas de artillería existentes en la frontera entre Turquía y Armenia, donde hay desplegados unos 7.000 soldados rusos. Estas fuerzas han sido puestas en estado de alerta de combate. Vladimir Putin visitó al liderazgo del Octavo Ejército la pasada semana y dio órdenes de reactivar la presencia militar en dicha frontera.
Rusia y Armenia han firmado un acuerdo para establecer un sistema de defensa antiaérea avanzado, previsiblemente el S-400 Triumf, en este último país así como un sistema de guerra electrónica, que puede sabotear las comunicaciones electrónicas y radares.
El acuerdo ruso-armenio es considerado como un factor clave en la estrategia militar rusa, dado que otorga a las tropas rusas una posición influyente en el pulso que mantienen Ankara y Moscú. Los observadores creen que el sistema antiaéreo ruso S-400 que se va a instalar en Armenia quedará integrado con el desplegado en Siria. Ambos cubren en su conjunto el 80% del espacio aéreo turco.
De este modo, la presencia militar rusa en Siria y Armenia da a Rusia una ventaja sustancial sobre Turquía, que ha quedado así rodeada por el Ejército ruso por dos lados.