El martes los mayores sindicatos de Turquía protestaron en las calles de Ankara contra las políticas del gobierno de Erdogan, que están arrastrando al país, en su opinión, a una guerra civil.
El martes los mayores sindicatos de Turquía protestaron en las calles de Ankara contra las políticas del gobierno de Erdogan, que están arrastrando al país, en su opinión, a una guerra civil.
Los manifestantes pidieron que el gobierno detenga su represión en las zonas predominantemente kurdas, donde se han decretado medidas estrictas de seguridad, incluyendo toques de queda y donde se han producido 200 muertos hasta la fecha.
Ankara ha desplegado hasta 10.000 soldados y miembros de las fuerzas de seguridad este mes en una ofensiva contra los militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Tanques y vehículos blindados han sido desplegados en los barrios civiles de las ciudades mayoritariamente pobladas por kurdos en el sureste de Turquía. Meses de combates callejeros han convertido muchas áreas residenciales en montones de escombros.
Unas 200.000 personas se han sido obligadas a huir de sus viviendas en el sur de Turquía debido a la operación militar. El sureste de Turquía vive ahora un clima de guerra civil.
En Julio pasado, el presidente Recep Tayyip Erdogan puso fin a una tregua de dos años entre Ankara y el PKK por motivos puramente electoralistas.
Acusaciones de traición
Erdogan denunció el lunes como una “traición” la reivindicación autonomista del principal partido pro-kurdo, el Partido Popular Democrático (HDP), atacando con virulencia a su líder, Selahattin Demirtas, que durante el pasado fin de semana defendió en un congreso, que reunió a diferentes organizaciones kurdas, una autonomía para la minoría kurda.
Los kurdos de Turquía alcanzan los 12 millones (de un total de población de 78 millones) y viven en el sureste del país.
“Esto constituye una traición, una provocación muy clara”, dijo Erdogan, que acusó a los dirigentes del HDP de ser unas “marionetas” del PKK.
La politizada justicia turca ha seguido también la voz de su amo y abrió una investigación el lunes contra Demirtas.
Por su parte, la organización juvenil del PKK, la YDG-H, ha lanzado un “levantamiento” en los centros urbanos. Anteriormente, ella había hecho frente al Ejército turco en el campo.
Muertos civiles
De momento, según fuentes oficiales, 200 personas (de ellas 129 civiles) han muerto en los enfrentamientos, cifra ésa imposible de contrastar. Los civiles sufren también el toque de queda desde hace semanas. Los cortes de electricidad, agua, internet etc so frecuentes. Los hospitales, administraciones locales y las escuelas están cerrados.
Cizre, Silopi, Nusaibin y la ciudad vieja de Diyarbakir, la capital del sureste turco, están entre las más poblaciones afectadas. Un niño de cinco años ha sido la última víctima mortal. Él falleció el lunes por la noche al recibir un disparo en la nuca, señaló el diario Hürriyet.
Centenares de casas y comercios han sido destruidos en el antiguo corazón turístico de Diyarbakir, donde los combatientes kurdos se han atrincherado y erigido barricadas.
Este conflicto tiene lugar además en el momento en que Turquía mantiene tensiones con Iraq, Siria y Rusia.