El Reino saudí ha sido un estado belicista por naturaleza desde sus primeros orígenes.
Israa Al Fass
El Reino saudí ha sido un estado belicista por naturaleza desde sus primeros orígenes.
314 masacres perpetradas en el interior de la Península Arábiga le permitieron instaurar su primer estado fundado sobre una alianza entre Mohammed ibn Saúd, el fundador de la dinastía de los Al Saúd, y el predicador Mohammed ibn Abdul Wahhab, el instaurador de la corriente extremista del wahabismo.
En aquella época, la Península formaba parte del Califato Otomano.
Las víctimas de estas 314 masacres fueron musulmanes sunníes y shiíes que rehusaron abrazar el wahabismo. En el caso de los sunníes, ellos fueron acusados de mantener tendencias sufíes y llevar a cabo “visitas a las tumbas de los santos y maestros espirituales” y buscar su intercesión, algo considerado como una “herejía” por los wahabíes.
Mohammed ibn Abdul Wahhab quiso imponer su particular visión del Islam a sangre y fuego, pero tuvo que hacer frente a una resistencia feroz.
Los historiadores saudíes no ocultan estas masacres, sino que las cuentan con todos los detalles, como si quisieran preservar este terror ancestral en las mentes de los habitantes de Arabia.
El más célebre criminal de los wahabíes de la época fue Ibn Gannam, muerto en 1811. Él fue vivió durante el primer estado saudí (1744-1818).
“Cuando leemos “La Historia de Ibn Gannam” aprendemos que masacres enteras fueron cometidas. Ellos (los milicianos wahabíes) entraron en Saihat durante su lucha contra los “politeístas” (según los términos del libro) y mataron a 1.500 hombres, mujeres y niños”, se indignó en YouTube el opositor saudí Mohammad al Maesiri, citando un pasaje de esta obra, que indica que la localidad de Saihat era una ciudad mixta habitada por sunníes y shiíes.
“La Historia de Ibn Gannam” es publicada regularmente por la editorial de la dinastía real “La Casa del Rey Abdul Aziz”. En ella, todos los habitantes musulmanes de la Península Arábiga son tachados de “politeístas”. Para los wahabíes, los musulmanes eran únicamente los adeptos a su escuela.
“Los musulmanes han conquistado Tharmada (en el norte de Riad) por segunda vez. No ha habido ninguna batalla puesto que ninguno de sus habitantes salió para combatir. Entonces, los musulmanes destruyeron sus granjas”, escribe el libro de Ibn Gannam.
Estos hechos violaban la Ley Islámica, pero eran legales, sin embargo, de acuerdo a la interpretación del fundador del wahabismo, Mohammed ibn Abdul Wahhab. Según él, todos los habitantes de la provincia de Nayd eran “apóstatas” cuya vida y bienes podían ser arrebatados.
Un gobernador musulmán de la provincia de Al Ainiyyat, Uzman ibn Muammar, fue declarado “apóstata” y asesinado mientras realizaba su oración en una mezquita, se dice en el libro de historia.
Relatando la historia de los habitantes de la región de Manfuhat, que rechazaron la prédica de Ibn Wahhab, el libro dice que Ibn Gannam también les declaró “apóstatas”. En cuanto a los de Mahmal, que la aceptaron, son calificados de “conversos”.
Esta misma retórica es utilizada para todas las regiones que al principio combatieron el mensaje saudí-wahabí antes de capitular finalmente.
Otro historiador saudí, Uzman ibn Bashr, es igualmente conocido por haber escrito sobre las batallas sangrientas de los ejércitos saudíes contra los habitantes de Arabia. Al narrar una de ellas, contra la ciudad sunní de Al Qassim, él describe como los combatientes saudíes persiguieron incluso a aquellos que arrojaron las armas y los masacraron sin piedad. “Cada uno de ellos mató a una veintena de ellos”, se jactó Ibn Bashr.
Traducido por: Yusuf Fernandez