El secretario general de Naciones Unidas rechazó el jueves la decisión del gobierno yemení de expulsar al representante del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en el país, George Abu al-Zulof.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, rechazó el jueves la decisión del gobierno yemení de expulsar al representante del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en el país, George Abu al-Zulof.
En una declaración circulada aquí, Ban también mostró preocupación por la seguridad del resto del personal que trabaja para esa oficina en Yemen, donde continúa el conflicto entre las tropas gubernamentales y los rebeldes chiitas de la tribu huti, así como los bombardeos extranjeros liderados por Arabia Saudita contra los insurgentes.
De acuerdo con el diplomático, los enviados del Alto Comisionado ayudan en el terreno a documentar las violaciones de los derechos humanos que sufren los yemeníes a partir de los enfrentamientos, por lo que resulta contraproducente la medida.
La expulsión de Al Zulof ocurre pocos días después de que la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos informara que sus representantes encontraron restos de casi 30 bombas barril, artefactos prohibidos por instrumentos internacionales, lanzadas por la coalición extranjera que bombardea a los rebeldes.
Arabia Saudita y sus aliados lanzan desde marzo pasado sistemáticos ataques aéreos contra los huti, en respaldo a las tropas gubernamentales.
Ban instó a Sanaa a reconsiderar su postura, "porque la ONU nunca debe ser sancionada o amenazada por hacer su trabajo de proteger los derechos humanos".
Reitero mi confianza a los representantes del Alto Comisionado en Yemen y pido al gobierno revocar la expulsión, dijo.
Según Naciones Unidas, más de ocho mil personas han perdido la vida o sufrido heridas en el país de la Península Arábiga desde finales de marzo, cuando escaló el conflicto por los bombardeos extranjeros.
Pese a recientes conversaciones en Suiza entre el gobierno y los insurgentes chiitas, la violencia sigue azotando a la empobrecida nación, donde el 80 por ciento de sus habitantes necesitan algún tipo de ayuda humanitaria, 21 millones de personas.
Las partes no lograron acuerdos concretos en las negociaciones facilitadas el mes pasado por el enviado de la ONU, Ismail Ould Cheikh Ahmed, quien sin embargo se declaró estimulado por los compromisos de continuar las pláticas.