EEUU ha decidido dejar activas sanciones contra 11 compañias y personas iraníes tras la implementación del acuerdo nuclear.
Sólo un día después del levantamiento de las sanciones nucleares contra Irán por parte del Consejo de Seguridad, la Unión Europea y EEUU, este último ha decidido conservar las “referidas al programa misilístico de Irán”, dejando así claro que su firma del acuerdo nuclear buscaba, sobre todo, poner fin al programa nuclear iraní porque sabía que no tenía otra forma de conseguirlo, dado que sólo un grupo de extremistas neocon, agentes de Israel, en EEUU planteaban un conflicto con Irán que Washington simplemente no podía ganar.
Según el New York Times, la Administración Obama esperó hasta el último minuto para tomar su decisión por temor a frustrar el acuerdo de intercambio de presos. Después de que este último tuviera lugar entonces EEUU se creyó libre para seguir adelante con esas nuevas sanciones, que son, por supuesto, de un calado mucho menor que las que se aplicó a Irán en el tema nuclear. En principio, ellas afectarían a 11 individuos y compañías iraníes.
Estas sanciones dejan, sin embargo, en evidencia a EEUU frente a las otras potencias del G5+1, que están ya haciendo cola para suscribir lucrativos acuerdos con Irán y que no quieren ni oír hablar de otras sanciones. Esto supone que ninguna de las sanciones que se puedan aprobar será imitada por los países europeos, y mucho menos por el Consejo de Seguridad, donde Rusia y China, que buscan hacer participar a Irán en sus proyectos políticos y económicos -como una zona de libre comercio con la Unión Económica Euroasiática, en el caso de Rusia, o el proyecto para una Nueva Ruta de la Seda, en el caso chino- tienen derecho de veto. Estos proyectos apuntan a una integración económica y del transporte en Eurasia, en lo que supone una respuesta de gran signicado estratégico frente a la política imperialista estadounidense.
Las nuevas sanciones norteamericanas no sólo son inoportunas y contraproducentes desde el punto de vista político, sino también ilegales. EEUU invoca el contenido de unas resoluciones de la ONU que prohibían a Irán desarrollar misiles balísticos “capaces de llevar una cbaeza nuclear”. Esta justificación es ridícula en un momento en el que los propios EEUU reconocen que Irán no tiene un programa nuclear militar. Las otras potencias también comparten el punto de vista de Iran en este asunto.
Esta nueva alegación es sólo una excusa para intentar impedir que Irán pueda adquirir una capacidad defensiva en contra el régimen sionista, que agrede de forma continua a sus vecinos y amenaza regularmente con atacar a Irán, y Arahia Saudí que lleva a cabo una campaña de difusión del caos en la región, bien a través de terroristas interpuestos, como en Siria e Iraq, o bien directamente como hace en Yemen, donde ha bombardeado la embajada iraní.
La otra razón de tal aprobación de las sanciones es el intento de la Administración Obama de no dejar margen de críticas frente a los republicanos y la candidata demócrata Hillary Clinton.Aunque esta última ha dado su aprobación al acuerdo nuclear ha hablado de mantener una “firme resoluciòn” en la aplicación de sanciones contra el programa de misiles de Irán. Casi todos los candidatos republicanos han criticado el acuerdo nuclear, y en especial Marco Rubio, el favorito del lobby sionista y los neocon, que ha prometido repudiarlo si se convierte en presidente, una posibilidad que, de momento, parece remota.
Todos ellos, incluso Clinton, han criticado a Irán por arrestar a los marinos que violaron sus aguas, calificando este hecho de “acción ofensiva” una actitud totalmente hipócrita, teniendo en cuenta que fue EEUU el que invadió las aguas iraníes y no al revés. Esto es también una prueba de que EEUU no respeta la soberanía de otros estados, como también demuestra en Siria al realizar ataques aéreos sin el permiso de su gobierno.
Al final, pues, la aprobación de tales sanciones unilaterales y de una entidad mucho menor que las referidas al tema nuclear no tendrá un impacto en Irán y únicamente contribuirá al aislamiento ulterior de EEUU frente a sus aliados. En este sentido, las grandes derrotadas serán las empresas norteamericanas que podrían quedar relegadas en su búsqueda de contratos en Irán frente a sus competidoras.
Lo peor para EEUU es que las ulteriores sanciones contra Irán podrìan convencer a Teherán de que el estrechamiento de vínculos con Rusia y China, además de Europa y América Latina, es el mejor rumbo a seguir. Y cabe recordar que una cooperación entre Pekín, Moscú y Teherán crearía un bloque imposible de superar.