Hezbolá fue el primero en penetrar en los dispositivos de los drones israelíes y esto hace ya 19 años.
“Un seísmo en los servicios de inteligencia israelíes”. Es así como los medios israelíes han comentado la revelación según la cual los norteamericanos y los británicos han espiado durante 18 años a los drones israelíes y todas sus actividades en la región desde una base militar en Chipre.
Según el antiguo empleado de los servicios de inteligencia norteamericanos Edward Snowden, todas las informaciones relativas a las actividades de los drones, a sus bases militares, a las órdenes de bombardeo de sitios o las imágenes recogidas en todas partes, están en las manos de los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos.
Sin embargo, la noticia no debería ser tan sorprendente teniendo en cuenta la enorme superioridad de los occidentales sobre los israelíes en materia de tecnologías de espionaje.
Cabe señalar, sin embargo, que fue Hezbolá el primero en penetrar en los dispositivos de los drones israelíes y esto hace ya 19 años.
En 1997, la Resistencia Islámica abortó la acción de un comando israelí que había llegado por vía marítima a una localidad libanesa del litoral, Ansariyya, y eliminó a todos sus miembros.
El diario israelí Yediot Aharonot informó de aquel hecho indicando que una docena de soldados israelíes de la unidad habían resultado muertos. Él señaló también que los medios israelíes se habían burlado de la declaración del secretario general de Hezbolá que siguió y en la que éste afirmó que aquella emboscada no había sido casual sino el fruto de un trabajo minucioso del servicio de inteligencia de la Resistencia.
Sin embargo, cuál fue su sorpresa, señala el Yediot, cuando Sayyed Nasralá en agosto de 2010 “mostró sonriendo durante una rueda de prensa las imágenes tomadas por un drone israelí que exploraba esta región en las semanas que precedieron a la operación abortada”.
Fue entonces que el Ejército israelí finalmente se rindió a la evidencia de que estas imágenes eran correctas y que fueron tomadas en el momento en el que el aparato escudriñaba el lugar donde el comando israelí iba a efectuar su operación.
El Yediot Aharonot concluyó entonces que “esto quiere decir que la catástrofe del comando marino israelí fue debida a la interceptación de secretos de inteligencia israelíes por parte de Hezbolá, lo cual desmiente las conclusiones de la comisión militar dirigida por el general Ofir, la cual afirmó que el contraataque de Hezbolá fue el fruto de una emboscada fortuita, como en otras tantas ocasiones”.