El avance imparable del Ejército sirio en la provincia de Alepo ha llevado al fin a los sueños expansionistas neotomanos del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
El avance imparable del Ejército sirio en la provincia de Alepo, que ha llevado al levantamiento del sitio a Nubbul y Al Zahra y los esfuerzos para cercar la ciudad del mismo nombre, capital de la provincia, ha llevado al fin a los sueños expansionistas neotomanos del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Al mismo tiempo, el Ejército sirio ha cortado la ruta de suministros entre el puesto fronterizo de Azaz y Alepo. Esto impedirá a Turquía abastecer con armas a los grupos terroristas en Alepo. De este modo, dicha ayuda tendrá que discurrir por la provincia de Idleb, en poder de Al Qaida. Una gran parte de la ayuda turca a los grupos armados ha discurrido siempre por rutas controladas por dicho grupo terrorista, que ha sido un gran beneficiario de la misma y al que el régimen de Erdogan apoya abiertamente.
Al mismo tiempo, Turquía está también una posición peor para atacar a las milicias kurdas debido a los avances de estas últimas en contra del EI en la provincia de Hasaka.
En este sentido, la política de Turquía en Siria, dirigida a fortalecer a los grupos armados que luchan contra Damasco -y establecer una “zona colchón” parece haber sido completamente derrotada. Además, la defensa antiaérea rusa está también impidiendo a los turcos establecer una “zona de exclusión aérea” en el norte del país. “Esto ha llevado a que Turquía ostente la posición más débil en Siria en años” según David Kenner, director de la sección sobre Oriente Medio de la revista Foreign Policy.
Las dos fuerzas a las que Ankara se opone en Siria, el Ejército sirio y las fuerzas kurdas encuadradas en las “Fuerzas Democráticas Sirias”, están ahora cooperando entre sí y los militares sirios están suministrando armas y municiones a estas milicias kurdas, que actúan en la ciudad de Hasaka y la región fronteriza de Qamishli.
La simultánea ofensiva Ejército-milicias kurdas está obligando al EI y otros grupos terroristas a luchar en dos frentes, obligándoles a dispersar sus fuerzas y debilitándoles. La perspectiva de que ambas fuerzas puedan entrar en contacto y controlar así toda la extensión de la frontera supondría el cierre total de la misma a los terroristas y esto es algo que irrita a Ankara.
La derrota de los planes de Erdogan ha sido también recogida por algunos medios turcos en sus análisis. El diario Radikal, por ejemplo, considera que los intentos de Erdogan de transformar la ciudad de Alepo en “otra Bengasi” han fracasado a pesar del hecho de que Turquía ha suministrado todo tipo de ayuda militar a las organizaciones terroristas. Este apoyo, sin embargo, no ha sido suficiente para tomar el control de Alepo, cuyos habitantes se oponen, incluyendo con armas, a dichos grupos takfiris.
Por su parte, el diario Cumhuriyet señala que todos los planes de Erdogan en Siria han fracasado y que este último y el primer ministro, Ahmet Davutoglu, “han llegado al final del camino en Siria” tras los fuertes reveses sufridos por los terroristas a los que ambos patrocinan.
El Centro de Estudios Estratégicos de Ankara considera, por su parte, que la alianza de Turquía con regímenes reaccionarios y retrógados, como el de Arabia Saudí, es un grave error. “La Casa del Saúd odia a Turquía y a los turcos. Los otomanos, a los que Erdogan admira, consideraban que el wahabismo de los Al Saúd era la causa de todos los problemas del mundo islámico y lanzaron campañas militares para destruirlos. Ellos son los patrocinadores del terrorismo que azota el mundo musulmán”.
El Centro cree que Turquía no puede lanzar una intervención en Siria porque los kurdos sirios unirían iniciarían entonces una cooperación con las guerrillas del PKK que actúan dentro de Turquía. Los rusos, sirios e iraníes podrían apoyar a los kurdos en su lucha contra el Ejército turco, creando así una situación muy difícil en el sur de Turquía, a imagen de lo que la propia Turquía ha estado haciendo en Siria.
Por otro lado, la Fuerza Aérea turca no podría apoyar a sus fuerzas terrestres debido a la presencia del sistema antiaéreo S-400 en Latakia y de los aviones rusos en el espacio aéreo sirio. Una intervención turca obligaría a Rusia a intervenir en una forma más amplia con bombardeos contra las fuerzas turcas o incluso envío de tropas terrestres.
Rusia, Irán o sus aliados podrían también atacar el territorio turco por tierra, mar y aire, incluyendo la destrucción de presas, plantas eléctricas e instalaciones vitales llevando al colapso a la economía turca. China, que desconfía de los intentos expansionistas de Erdogan hacia la provincia de Xinjiang (conocida por los turcos con el nombre de Turquestán Oriental) podría intervenir en apoyo de Rusia.
Siria, Hezbolá y las milicias iraquíes shiíes disponen además de armas antitanque poderosas que podrían destruir los tanques y vehículos blindados causando fuertes pérdidas al Ejército turco. Esto iniciaría además un frente de unos 800 kms en los que el Ejército sirio, sus aliados y milicianos kurdos podrían iniciar una guerra de guerrillas contra las tropas turcas. Irán, por su parte, podría abrir otro frente en la frontera turca y utilizar misiles u otras poderosas armas causando graves muy daños a Turquía.