1.845 ciudadanos turcos, incluyendo mujeres, serán objeto de procedimientos penales por haber “ofendido” al jefe del Estado, Recep Tayyip Erdogan.
1.845 ciudadanos turcos, incluyendo mujeres, serán objeto de procedimientos penales por haber “ofendido” al jefe del Estado, Recep Tayyip Erdogan.
En virtud de la legislación en vigor en el país, las ofensas al presidente son castigadas con una multa y una pena de prisión que va hasta los 4 años. Atletas turcos, así como periodistas, artistas e incluso estudiantes han sido perseguidos por temas similares.
El 24 de febrero, se supo que el ex delantero de la selección turca de fútbol, Hakan Sükür, se enfrenta a cuatro años de prisión por haber insultado a Erdogan en las redes sociales. Diez días antes, un tribunal condenó a la periodista Hilal Kalafat, de 24 años, a 28 meses de prisión por un tuit considerado insultante contra el jefe del Estado.
En otro caso, un médico perdió su trabajo por crear una imagen que comparaba a Erdogan a Gollum, la criatura de “El Señor de los Anillos” y un juez tuvo que pedir un testimonio para determinar si Gollum era bueno o malo. Un niño de 13 años ha sido también acusado de colocar posts insultantes en Twitter y un estudiante universitario fue expulsado de la universidad por sus comentarios anti-Erdogan en los medios sociales.
Procedimientos penales han sido iniciados contra todos estos ciudadanos turcos por “insultos contra el jefe del Estado”, informó la agencia Associated Press, que cita al ministro turco de Justicia, Bekir Bozdag. Muchos de ellos han acabado en la cárcel en “detención preventiva”.
“Yo no puedo leer estas injurias sin reaccionar”, comentó el ministro a propósito de las declaraciones que emanan de los supuestos “ofensores” al dirigente turco.
La oposición, por su parte, acusa a Erdogan de servirse de la ley para castigar a aquellos que están en desacuerdo con la política que lleva a cabo. “Todo esto es una intimidación”, dijo Ozgur Urfa, un abogado que ha defendido a más de dos docenas de personas en casos de insultos, al New York Times.
“Esto ha creado una ola de temor y creo que han tenido éxito en esto”, manifestó Kerem Altiparmak, del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Ankara, al mismo medio.
Estas asociaciones han denunciado un ataque en gran escala del régimen de Erdogan contra la libertad de expresión en Turquía. Decenas de periodistas han perdido sus trabajos por mantener una línea crítica contra el gobierno. Recientemente, el Estado tomó el control de un canal de televisión y un periódico opositores y las leyes antiterroristas del país han servido para silenciar las voces críticas.
Dos periodistas del periódico Cumhuriyet, Can Dundar y Erdem Gul, podrían hacer frente a una cadena perpetua por “espionaje” por haber sido testigos y escrito acerca del envío de armas por parte del servicio de inteligencia turco (MIT) a terroristas en Siria.
El Tribunal Supremo ordenó que ambos fueran liberados de la prisión preventiva en que se hallaban señalando que sus derechos habían sido violados. Sin embargo, el caso continúa y Erdogan afirmó recientemente que “no obedeceré ni respetaré la decisión” judicial.