El mufti saudí, Sheij Abdulaziz ibn Abdulá, un descendiente del fundador de la secta wahabí, ha pedido que sean destruidas todas las iglesias en la Península Arábiga.
El mufti saudí, Sheij Abdulaziz ibn Abdulá, un descendiente del fundador de la secta wahabí, fundada por el predicador extremista Mohammed ibn Abdul Wahhab, nacido en el s. XVIII y aliado con la familia Al Saúd, ha pedido que sean destruidas todas las iglesias en la Península Arábiga.
Según señaló la cadena de televisión Russia Today, en un vídeo emitido recientemente, el gran mufti saudí dijo también que era preferible para las saudíes casarse a los 10 años. Cabe señalar que la edad media de matrimonio en Arabia Saudí para las mujeres es de 12 años.
Este clérigo saudí manifestó en el vídeo que el conducir un vehículo expondría a las mujeres “al mal” porque los “hombres débiles” que están “obsesionados con las mujeres” podrían causar daños a las mujeres conductoras.
Él estima que Twitter y Facebook son fuentes del mal y de corrupción y pretende también que el juego del ajedrez “siembra el odio y la violencia” entre las gentes.
El mufti fue nombrado en 1999 por el rey Fahd ibn Abdul Aziz.
Arabia Saudí es el único país del mundo que prohíbe a las mujeres conducir. La prohibición se deriva de una fatua de clérigos saudíes del país. Las mujeres que son detenidas conduciendo un vehículo son arrestadas, procesadas ante un tribunal e incluso objeto de un castigo con latigazos.
Pese a ello, en 2011, decenas de mujeres tomaron parte en la campaña Women2Drive desafiando la prohibición. Ellas colocaron en las redes sociales fotos y vídeos de ellas mismas conduciendo en carreteras saudíes.
Una declaración de Human Rights Watch ha denunciado que las autoridades saudíes “continúan oprimiendo y no defendiendo los derechos de 9 millones de mujeres en el reino”. Amnistía Internacional dijo también en Marzo de 2015 que las leyes saudíes deliberadamente “niegan derechos básicos de las mujeres”.
La secta wahabí niega, en efecto, derechos básicos concedidos a las mujeres y las minorías religiosas por el Islam. El mufti es conocido asimismo por sus decretos radicales, que han causado un gran rechazo, incluyendo uno de 2007 que abogaba por la destrucción de la Tumba del Profeta Muhammad en Medina y otro en el que llamaba a la destrucción de todas las iglesias en la Península Arábiga.
Pese a ello, los gobiernos occidentales siguen permitiendo a Arabia Saudí abrir centros wahabíes y extender su pensamiento extremista en sus países mediante el reparto de subvenciones o la concesión de becas. Muchos jóvenes captados por el extremismo wahabí han acabado en las filas de Al Qaida o el EI.
EEUU, Francia y el Reino Unido continúan además apoyando a la monarquía absolutista de los Al Saúd, a la que ven como su principal aliado en Oriente Medio, tras Israel, y le proporcionan armas y equipos para la represión de posibles protestas dentro del reino o el lanzamiento de guerras de agresión, como en el caso de Yemen.