Los occidentales pidieron por enésima vez a Rusia y China unirse a ellos en un nuevo proyecto de resolución contra Siria, pero Moscú y Pekín mantuvieron sus posiciones durante un debate.
El lunes, los occidentales pidieron por enésima vez a Rusia y China unirse a ellos en un nuevo proyecto de resolución contra Siria, pero Moscú y Pekín mantuvieron sus posiciones durante un debate en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Esta reunión del Consejo estuvo formalmente dedicada a la “Primavera Árabe", pero Siria “proyectó una larga sombra sobre este debate”, admitió el ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, que presidió la sesión.
Alternativamente, Hague, su homólogo francés Alain Juppé, y la secretaria de Estado Hillary Clinton, hicieron llamamientos urgentes a los rusos y los chinos, que en dos ocasiones vetaron resoluciones del Consejo de Seguridad desde el comienzo de la crisis en Siria hace sólo un año.
Pero todas estas declaraciones no han convencido al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, quien dijo que el Consejo estaba “manipulado” en relación a la crisis de Siria, como lo estuvo en el caso de Libia.
Lavrov se refirió criticándolas a todas las medidas de presión adoptadas hasta ahora contra Damasco: “pedir de forma precipitada un cambio de régimen en Damasco, imponer sanciones unilaterales para crear dificultades y tensiones sociales y animar a la oposición a seguir enfrentándose a las autoridades en lugar de promover el diálogo “. Todos estas “medidas arriesgadas”, dijo, “sólo pueden llevar a una extensión del conflicto”.
El embajador chino Li Baodong también rechazó la intervención militar y todo intent de lograr un “cambio de régimen” en Damasco e instó a llevar a cabo “consultas con todas las partes en igualdad de condiciones”.