Tras las explosiones en serie que han sacudido Bagdad en estas últimas semanas, las milicias populares y los parlamentarios iraquíes acusan a Arabia Saudí de implicación en estos ataques.
Tras las explosiones en serie que han sacudido Bagdad en estas últimas semanas, las milicias populares y los parlamentarios iraquíes acusan a Arabia Saudí de implicación en estos ataques por su apoyo al terrorismo.
Los llamamientos populares en favor del cierre de la Embajada saudí y la expulsión de su embajador, Samir al Sabhan, se multiplican. Este último trabajó antes en la Embajada saudí en Beirut como agregado militar.
Los ciudadanos y políticos iraquíes son de la opinión de las operaciones terroristas han crecido en amplitud desde la apertura de la Embajada de Arabia Saudí en Bagdad el pasado mes de enero. Antes de la apertura de la Embajada el número de atentados había caído de forma palpable durante ocho meses, mientras que en estos últimos días la capital iraquí ha sido escenario casi cotidianamente de atentados terroristas que han costado la via a más de 200 civiles, la mayor parte de los cuales son shiíes.
En un artículo, el analista del mundo árabe Abdul Aziz al Makki hizo alusión a la cólera e indignación de los iraquíes hacia los Al Saúd tras las explosiones mortíferas que sacudieron Bagdad y otras regiones de Iraq. Él escribió a este respecto:
"La cólera del pueblo contra los takfiris es tal que ellos han acusado abiertamente por primera vez el régimen saudí de estar implicado en estos atentados. Aunque el EI haya reivindicado inmediatamente estos ataques terroristas, los iraquíes gritan en las calles eslóganes anti-saudíes y consideran a Riad como responsable de estos atentados por su apoyo al terrorismo".
Muchos iraquíes creen que existe una relación directa de los atentados del EI en Bagdad con los acontecimientos en los frentes de guerra, donde las tropas y las fuerzas populares iraquíes han estado asestando duras derrotas a los takfiris del EI en diferentes partes de Iraq. Esto habría empujado a los terroristas a utilizar coches bomba en las ciudades iraquíes para vengar sus fracasos sobre el terreno.