Cada vez más aislado en los planos regional e internacional, el régimen saudí utiliza sus petrodólares en diversos países africanos a fin de propagar su ideología extremista del wahabismo...
Cada vez más aislado en los planos regional e internacional, el régimen saudí utiliza sus petrodólares en diversos países africanos a fin de propagar su ideología extremista del wahabismo, que Arabia comparte con grupos como Al Qaida y el EI.
Los dirigentes saudíes creen que la difusión del extremismo wahabí en Oriente Meido y en África puede ayudarles a salir de su aislamiento.
El wahabismo saudí es la fuente de inspiración de varios grupos terroristas y extremistas en África.
Grupos como los Shebab en Somalia y en Kenia, Boko Haram en Nigeria, Katiba Jalid ibn Walid en Ali y Aqmi (Al Qaida en el Magreb Islámico) se han expandido por África gracias al apoyo financiera e ideológico de los wahabíes saudíes. Estos grupos, que poseen lazos muy estrechos con Al Qaida y el EI, han llevado a cabo masacres de civiles en diversas zonas de África.
Los saudíes utilizan organizaciones como la Liga Islámica Mundial para propagar la ideología salafista y wahabí en diversos países africanos. Los programas culturales y sociales de estas organizaciones religiosas (construcción de mezquitas, publicaciones religiosas, proyectos caritativos, servicios sociales etc) buscan propagar el wahabismo y sembrar la discordia entre los seguidores de diversas escuelas musulmanas, como los shiíes o los sunníes. Un misionero wahabí ha llamado recientemente a la destrucción de una biblioteca shií en Dar es Salaam (Tanzania). La hostilidad contra las tariqas sufíes, muy influyentes en el África Occidental, es también evidente.
Al mismo tiempo, las organizaciones wahabíes se sirven de los inmensos fondos de Arabia Saudí para acrecentar su influencia en los medios políticos y centros de decisión. El dinero saudí ha impulsado a los gobiernos de algunos países africanos a apoyar las posturas regionales e internacionales del gobierno saudí, como sucede en el caso de Sudán.
Sin embargo, al mismo tiempo, los hombres políticos y las élites culturales y sociales de algunos países africanos son conscientes de las verdaderas intenciones de Arabia Saudí y rechazan los intentos saudíes de exportar el extremismo y el terrorismo a sus países.
Analistas independientes estiman que después de la derrota del EI en Siria e Iraq, el proyecto wahabí de Arabia Saudí quedará condenado al fracaso en África también.