No parece que los militares norteamericanos estén entusiasmados con la rápida liberación de Faluya de las manos del EI por parte de las fuerzas pro-gubernamentales iraquíes.
No parece que los militares norteamericanos estén entusiasmados con la rápida liberación de Faluya de las manos del EI por parte de las fuerzas pro-gubernamentales iraquíes. Este hecho ha puesto de manifiesto tres errores graves de apreciación de los estadounidenses.
1) “Una batalla larga y costosa”
Mientras que responsables iraquíes anunciaron que la ofensiva contra Faluya sería “rápida y fácil” y que la liberación de la misma sería cuestión de días, altos oficiales norteamericanos afirmaron que se trataría de una batalla difícil, larga y muy sangrienta.
El teniente general Sean MacFarland dijo, en declaraciones citadas por el Washington Post, que la batalla sería “cruenta y difícil”.
Al final, la campaña de Faluya llevó unas dos semanas y el avance dentro de la ciudad se completó en tres días.
2) La población sunní simpatizaba con el EI
Los analistas norteamericanos llegaron a afirmar que la población, mayoritariamente sunní, de Faluya, podría simpatizar más con el EI que con el gobierno de Bagdad, controlado en su mayor parte por partidos shiíes.
En este sentido, el general MacFarland afirmó que la fuerza gubernamental podría “hacer frente a un gran porcentaje de población hostil”.
EEUU se ha visto arrastrado a creer la propaganda del régimen wahabí de Arabia Saudí que intenta identificar a todos los sunníes con los seguidores de la secta extremista wahabí, pese a que éstos suponen una pequeña minoría en relación a aquellos. En realidad, la población de Faluya ha estado aterrorizada y ha sufrido mucho bajo el control del EI, que ha impuesto penas brutales contra toda disidencia y ha llevado un comportamiento incompatible con las creencias islámicas.
De los 300.000 residentes que tenía Faluya antes de la toma del EI en 2014, sólo quedaban 90.000 al inicio de la ofensiva actual y, de estos últimos, 68.000 huyeron de la ciudad al inicio de la ofensiva militar, burlando la prohibición del EI de abandonar la misma con el fin de mantener a sus residentes como escudos humanos.
No existe ninguna información que apunte a que los residentes hayan ayudado al EI a combatir a las fuerzas iraquíes cuando éstas entraron en Faluya.
3) Las Fuerzas de Movilización Popular promueven el “sectarismo”
Estas afirmaciones sobre la supuesta simpatía de la población hacia el EI fueron acompañadas de una intensa campaña de propaganda en los medios norteamericanos contra las Fuerzas de Movilización Popular o Hashid al Shaabi, a las que acusaron de “sectarismo” y de “maltratar a los residentes”.
EEUU teme, realidad, el papel de esta milicia, a la que consideraba muy vinculada a Irán, e intentó por todos los medios excluirla de la ofensiva contra Faluya. Cabe señalar, sin embargo, que ella cuenta en sus filas con decenas de miles de sunníes y no practica ningún tipo de sectarismo.
Al final, y pese a los deseos estadounidenses, la mayor parte de los combatientes que liberaron Faluya eran miembros de las Fuerzas de Movilización Popular, lo cual refleja el peso que esta milicia posee en los centros de decisión de Bagdad.