Varios medios han revelado que la presencia rusa cerca de Qamishli, un área fronteriza del noreste de Siria con Turquía, comprende un número de unos 100 oficiales y soldados enviados a la zona.
Varios medios han revelado que la presencia rusa cerca de Qamishli, un área fronteriza del noreste de Siria con Turquía, comprende un número de unos 100 oficiales y soldados enviados a la zona.
Este despliegue ha permitido el emplazamiento de equipos que rastrean el territorio turco próximo a la frontera. Se trata de radares de reconocimiento y dispositivos electrónicos de vigilancia, interferencia e interceptación de señales.
Según el periódico árabe Zaman al Asl, los rusos fueron enviados a la zona en abril de este año y colocaron cuatro estaciones de radar de alerta temprana que pueden vigilar la totalidad del espacio aéreo turco e incluso parte del Mar Negro, en la costa norte de Turquía.
El periódico señala que gracias a estos radares, Rusia puede conocer la actividad de los aviones turcos y la actividad aérea norteamericana en la zona, incluyendo en el norte de Siria.
En caso de que algún aparato turco adopte una posición hostil, los radares pueden poner fuera de servicio sus dispositivos electrónicos mediante interferencias.
Otra estación de radar va dirigida a ayudar a la Fuerza Aérea rusa y aparatos civiles que sufran situaciones de emergencia.
Los rusos han desplegado también otra estación de radar dirigida a grabar conversaciones en árabe, turco o inglés de combatientes enemigos y a analizarlas.
Ha habido también informaciones que apuntan a que el aeropuerto de Qamishli está siendo restaurado para permitir el tráfico aéreo. Esto podría llevar a los aviones y los helicópteros rusos a utilizar la instalación con el fin de operar más fácilmente en el Este de Siria. Rusia, sin embargo,, ha señalado que no va a enviar sus bombarderos o cazas a esta base, donde sí hay algunos aviones de transporte de tipo Antonov.