El periódico libanés Al Akhbar ha publicado las confesiones de terroristas del grupo wahabí EI detenidos por los servicios de seguridad libaneses, confesiones que desvelan su modo de acción...
El periódico libanés Al Akhbar ha publicado las confesiones de terroristas del grupo wahabí EI detenidos por los servicios de seguridad libaneses, confesiones que desvelan su modo de acción y los objetivos de sus atentados en el país.
En efecto, los terroristas que han caído en las manos de las fuerzas de seguridad libanesas están vinculados al mano del EI en Raqqa, y sobre todo al grupo de operaciones especiales, responsable de los atentados y liquidaciones.
El dirigente de este grupo era Abul Wali el Sirio y dependía de Abul Bara el Iraquí, próximo al portavoz oficial del EI, Abu Mohammed al Adnani.
Según las confesiones, Abul Walid y Abul Bara dirigían el dossier de los atentados en el Líbano. Ellos fueron los cerebros de los atentados de Burj Barajneh y otros. Abul Walid murió en un ataque reciente y Abu Anas está cargo ahora del dossier libanés.
Las investigaciones realizadas han permitido conocer el modo de actuación y planificación de los terroristas: el EI busca efectivos propios en el plano de la seguridad, es decir no fichados por los servicios de seguridad y sin antecedentes penales.
Los terroristas alquilaban apartamentos en regiones alejadas de los objetivos para no levantar sospechas, como en Ashrafiyeh y Daura.
Los apartamentos en cuestión sirven para almacenar explosivos y albergar a los kamikazes encargados de llevar a cabo los atentados contra un grupo de objetivos determinados de antemano. Los terroristas negociaban con los traficantes de armas para adquirir fusiles de asalto y metralletas. No se trata sólo de llevar a cabo atentados, sino de hacerlos los más sanguinarios posible.
Tras la muerte de Abul Walid, Abu Anas ha restablecido los contactos con las células durmientes y ha planificado atentados para la próxima etapa.
Abu Anas encargó a sus elementos en el Líbano que prepararan una lista de objetivos extranjeros, en especial norteamericanos, franceses y británicos.
Los terroristas arrestados estaban encargados de vigilar las aglomeraciones residenciales para atacarlas posteriormente. Militantes del EI han visitado la Bekaa, Beirut y el Suburbio del Sur para conseguir un banco de datos.
Otros han vigilado calles en Sidón y Tiro bajo la cobertura de trabajadores ordinarios.
En este contexto, los detenidos terroristas han desvelado que el mando del EI se aprestó a enviar a un grupo de kamizakes y pidió a sus elementos en el Líbano que los recibiera.
Frente a la movilización de las fuerzas de seguridad libanesas y la incapacidad de llevar ropa de invierno para ocultar los cinturones explosivos, una propuesta dentro del grupo terrorista fue hecha para utilizar a mujeres kamikaze, dado que es más fácil para ellas llevar los cinturones y se desplazan más fácilmente que los hombres.
La lista de objetivos ha caído ahora en las manos de los servicios de seguridad. Ella incluye dignatarios religiosos, políticos, alcaldes y autobuses del Ejército y de la Seguridad General. Incluso procesiones fúnebres estaban incluidas en ella.
El EI intentó también reclutar a miembros de las fuerzas de seguridad y soldados del Ejército para encargarles ataques dentro de estas instituciones.
Estos planes fueron elaborados en la ciudad siria de Raqqa, la capital del EI, donde los terroristas reciben un entrenamiento y aprenden a usar Internet, las redes sociales, etc. Los intercambios a través de Internet son codificados para asegurar comunicaciones más seguras.