En una entrevista con la cadena Al Yazira, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, señaló que cree que varios países extranjeros estuvieron implicados en el fracasado golpe del pasado viernes.
En una entrevista con la cadena Al Yazira, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, señaló que cree que varios países extranjeros estuvieron implicados en el fracasado golpe del pasado viernes, por el que él culpó al Movimiento Gülen. Erdogan no nombró explícitamente a ningún país, pero dijo que cree que la organización de Fethullah Gülen, el clérigo que vive en Pensilvania, estaba dirigida por “una mente superior”, una expresión que muchos han vinculado con el gobierno de EEUU.
Medios oficiales turcos han afirmado también que las críticas hacia las purgas llevadas a cabo tras el golpe equivalían a un apoyo al mismo. Erdogan respondió al ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, diciendo que “se ocupara de sus asuntos” por criticar la actuación del gobierno turco y dijo que él debería ir a Turquía a “aprender una lección de democracia de nosotros”.
Los ministros de Exteriores de Alemania, Holanda y Canadá han expresado también su preocupación por la escala de la represión por parte de las autoridades turcas y han pedido que Turquía respete el estado de derecho.
El Ministerio de Exteriores turco también criticó al New York Times, acusándolo de querer que el golpe triunfara y citó como prueba un comentario de Twitter en el que el periódico parecía inquieto por el fracaso del golpe.
El primer ministro Binali Yildirim ha advertido, por su parte, de que las relaciones con EEUU sufrirán si este último país no extradita a Gülen a Turquía. Esta petición ha sido contestada por el secretario de Estado, John Kerry, que dijo que Ankara tendría que presentar pruebas, y no meras alegaciones, si quería que Washington accediera a la extradicción.
El ministro de Trabajo, Suleiman Soylu, acusó también a Washington de complicidad. “EEUU está detrás de este golpe”, escribió en su cuenta de Twitter.
Las fuerzas de seguridad turcas arrestaron al jefe de la Base Aérea de Incirlik, general de brigada Bekir Ercan, como parte de los arrestos derivados del golpe. En la base residen 1.500 militares de EEUU y sus familias. En los cuatro días desde el 17 de Julio hasta el 20 de Julio, la instalación permaneció sitiada y con la electricidad cortada. La base posee varios búnkeres subterráneos que contienen armas nucleares estadounidenses B61.
Yildirim también insinuó que los norteamericanos podían ser vistos como miembros, al menos pasivos, de la conspiración a la vista del uso de la base de Incirlik por los conspiradores, que enviaron desde ella aviones encargados de interceptar el avión del presidente turco (lo cual nunca ocurrió) y para bombardear el Parlamento (lo que sí tuvo lugar).
Las tensiones entre Turquía y sus socios occidentales podrían tener serias consecuencias en las relaciones exteriores del país en los próximos meses y años.
Otro tanto podría ocurrir en las relaciones entre Turquía y Arabia Saudí. Varios responsables políticos, como el ex emir de Qatar, y fuentes informativas como el tuitero saudí Muytahid han vinculado a Arabia y los Emiratos Árabes Unidos con el golpe, lo cual amenaza con hacer empeorar las relaciones de Turquía con ambos estados. En las últimas semanas, sin embargo, las relaciones entre Arabia Saudí y Turquía han sufrido un fuerte deterioro tras las declaraciones de Yildirim sobre un cambio en las relaciones en positivo hacia sus vecinos, en particular Siria, y hacia Rusia e Irán.
Cabe señalar que Fethullah Gülen está dirigiendo un multimillonario proyecto en Arabia Saudí y esto se ha convertido en otro objeto de disputa entre Ankara y Riad. Arabia Saudí no emitió ninguna declaración de condena durante el golpe y en los momentos posteriores al mismo, un hecho bastante significativo. Más tarde, los informes que vinculaban a Riad y Abu Dhabi en el mismo comenzaron a surgir.