El Reino Unido ha admitido por primera la violación de los principios humanitarios realizada por el régimen saudí en Yemen.
El Reino Unido ha admitido por primera la violación de los principios humanitarios realizada por el régimen saudí en Yemen. Anteriormente, el gobierno de Cameron se negó a reconocer esta evidencia.
El Foreign Office, bajo la dirección del nuevo ministro de Exteriores, Boris Johnson, ha modificado las declaraciones de los parlamentarios con respecto a Yemen. Los diputados habían rehusado reconocer la violación de los derechos humanos por la coalición pro-Riad.
La decisión británica se produce después de la publicación de un informe de la ONU el pasado mes que considera a Riad y a sus aliados responsables de la muerte de más de 500 niños yemeníes.
La ONU acabó por retirar, bajo presión, el nombre de Arabia Saudí de la lista de estados violadores de los derechos de los niños después de haber sido amenazada por Riad.
En un informe publicado el lunes 23 de Mayo, Amnistía Internacional dijo haber reunido pruebas de utilización por las fuerzas de la coalición pro-saudí en Yemen de municiones fabricadas en el Reino Unido.
Esto tiene lugar en un momento en el que el gobierno británico está bajo presión para dejar de suministrar armas a Arabia Saudí, una vez que se ha demostrado que ellas han servido para matar a civiles inocentes.
Municiones de pistola y rifle suministradas a Arabia Saudí por la compañía británica Primetake fueron utilizada el pasado mes en un asalto en el que el disidente saudí Abdul Rahim al Faray fue muerto. Su familia afirmó que él estaba desarmado y fue asesinado por las fuerzas de seguridad, que no hicieron ningún intento de arrestarle.
El Comité Selecto de Asuntos Internos (HASC) del Parlamento británico ha criticado los acuerdos firmados entre instituciones británicas y regímenes que, como el saudí, violan los derechos humanos. El Comité describió la negativa del gobierno a revelar detalles sobre los “opacos” acuerdos dirigidos a proporcionar entrenamiento a las fuerzas de seguridad de esos países, incluyendo Arabia Saudí, como “totalmente inaceptable”.
El antiguo ministro de Exteriores, Philip Hammond, fue también criticado por no suministrar detalles sobre estos contratos cuando le fue pedido por el Comité, algo que éste consideró también como un hecho “inaceptable”. Hammond ha declarado en el registro de intereses de los diputados que él aceptó un reloj Rolex de un príncipe saudí.