En vista de los recientes acontecimientos no es difícil ver un cierto malestar en las autoridades francesas en relación al joven de los suburbios al que se responsabiliza de la matanza de Toulouse.
En vista de los recientes acontecimientos no es difícil ver un cierto “malestar” en las autoridades francesas en relación al joven de los suburbios al que se responsabiliza de la matanza de Toulouse.
¿Quién era Mohamed Merah? ¿Un yihadista sanguinario de la nebulosa de Al Qaeda, como afirma el gobierno? ¿O un “chivato” de los servicios de inteligencia franceses como demuestran varios análisis acerca de sus viajes y las relaciones “privilegiadas” que tuvo con el jefe de la Dirección Central de Seguridad Interior (DCRI), Bernard Squarcini, en persona?
Acaba de hacerse público que un comité del Senado francés que quería oír al Director General de la Seguridad Exterior (DGSE), Erard Corbin de Mangoux, y al director de la DCRI, Bernard Squarcini, en relación al caso Merah ha visto rechazada su petición por el Gobierno francés.
¿Por qué los ministros de Defensa, Gerard Longuet, y del Interior, Claude Guéant, se han negado a que los jefes de Inteligencia se expliquen ante el Parlamento?
Sin embargo, según el calendario de audiencias publicado el viernes por la comisión del Senado, varias otras están programadas: una con el jefe de la división antiterrorista de la Corte Superior de París, Yves Janier; otra con el juez Marc Trevidic; otra con Frederic Péchenard, director general de la Policía Nacional; otra más con el Coordinador Nacional de Inteligencia, Ange Mancini; y una quinta con el ministro de Justicia, Michel Mercier.
Mientras tanto, en lo que parece ser el resultado de una campaña deliberadamente orquestada contra medios “islamistas” en este período pre-electoral, el hermano mayor de Merah (Abdel Kader) y otra veintena más de personas han sido detenidas. Esta redada tuvo lugar en las regiones de Nantes, Lyon, Provence-Alpes-Côte d'Azur e Isla de Francia, con el apoyo de una unidad de élite de la Policía Nacional.