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Irán afirmó que con el cambio de nombre del Frente al Nusra, los gobernantes saudíes pretenden ''vender el fanatismo de la Época Oscura como una visión brillante del siglo XXI'', maquillando su fracasadas políticas regionales.
En un artículo publicado en el New York Times, el ministro de Exteriores iraní, Mohammad Yavad Zarif, señaló que 'el mundo no puede soportar sentarse y presenciar a los wahabíes atacando no sólo a cristianos, judíos y musulmanes shiíes, sino también a los musulmanes sunníes'.
Zarif señaló que cada grupo terrorista que extiende el terror en Oriente Medio y África en el nombre del Islam está, de hecho, inspirado por el wahabismo, “una ideología de odio y extremismo”, que es oficial en Arabia Saudí.
Zarif aseveró que firmas de relaciones públicas 'sin escrúpulos en recibir petrodólares contaminados' experimentan una bonanza y su último proyecto ha sido para 'persuadirnos de que el Frente al Nusra, afiliado a Al Qaida en Siria, no lo es más'.
En el artículo 'Permítannos expulsar del mundo al wahabismo', el titular persa indicó que desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en EEUU, el wahabismo 'se ha sometido a una serie de cirugías faciales'.
A pesar de ello, acotó, “debajo (del maquillaje o cirugía) yace la misma ideología, bien sea el Talibán, las varias encarnaciones de Al Qaida, o el llamado Estado Islámico, que ni es islámico ni es un Estado”.
Recordó que un portavoz de al Nusra anunció al canal CNN que el grupo rebelde rebautizado y supuestamente separado de su organización terrorista engendradora se convirtió ahora en 'moderado'.
“El problema para los clientes de las pudientes firmas de relaciones públicas, la mayoría saudíes, que generosamente financian a Al Nusra, es que la realidad de sus políticas ruinosas no puede someterse a fotoshop”, dijo.
El jefe de la diplomacia iraní insistió en que millones de personas que se enfrentan a la tiranía del Frente al Nusra “no están comprando (creen) la ficción de esta desafiliación”.
A su juicio, antiguos intentos de blanquear esa imagen apuntan al objetivo real, que es 'permitir que se haga abiertamente el flujo ahora encubierto de petrodólares a los grupos extremistas en Siria, e incluso atraer a gobiernos occidentales en apoyar a esos “moderados”.
Para Zarif, el hecho de que Al Nusra aún domina la alianza rebelde en la ciudad siria de Alepo, “contradice el mensaje las relaciones públicas', y culpó a la monarquía de los Al Saúd de mentir al mundo y a sus propios aliados.
“El esfuerzo de Arabia Saudí de persuadir a sus patronos occidentales de avalar sus tácticas de corta visión de futuro se basa en la falsa premisa de que sumir al mundo árabe en un mayor caos dañará de alguna manera a Irán”, prosiguió el ministro de Relaciones Exteriores.
Calificó de “caprichosa” la noción de que la inestabilidad regional ayudará a “contener” a Irán, y que las supuestas rivalidades entre musulmanes shiíes y sunníes alimentan conflictos sectarios.
Mientras estos extremistas, con apoyo de sus poderosos patrocinadores, atacaron a cristianos, judíos, yazidíes, shiíes y otros considerados herejes, son sus conciudadanos árabes sunníes los más afectados por esta doctrina exportada de odio, ejemplificó.
“En realidad, no es el supuesto viejo conflicto sectario entre sunníes y shiíes, sino la lucha entre el wahabismo y la corriente principal del Islam, que tendrá las más serias consecuencias para la región y más allá”, vaticinó.