No es la primera vez que la coalición internacional se “equivoca” en el ataque a fuerzas que luchan contra el EI en Siria e Iraq.
No es la primera vez que la coalición internacional se “equivoca” en el ataque a fuerzas que luchan contra el EI en Siria e Iraq. Posiciones del Ejército y de las Fuerzas de Movilización Popular de Iraq han sido bombardeadas habitualmente “por error”. Y eso por no remontarse más lejos al momento del ataque a la Embajada china en Belgrado durante la guerra de Yugoslavia.
El ataque contra la base siria del Monte Zarda fue uno más de esos “errores”. La base es uno de los puntos de defensa del Aeropuerto militar de Deir Ezzor, que ha estado asediado desde hace años por el EI, pero que la organización terrorista nunca ha sido capaz de tomar. El bombardeo de EEUU contra la base, que fue seguido por un ataque casi inmediato del EI, permitió a éste último tomar la instalación, aunque un contraataque sirio logro retomar casi todos los puntos perdidos en la ofensiva del grupo terrorista.
La versión norteamericana del “error” tiene numerosos puntos débiles que permiten poner en duda su veracidad:
En primer lugar, resulta sumamente extraño, de creer tal versión, que el Ejército de EEUU decidiera bombardear a elementos del EI para favorecer precisamente al Ejército sirio, cosa que no había hecho hasta ahora. Los aviones norteamericanos nunca apoyaron al Ejército sirio en su campaña contra el EI en el este de Siria, pero en esta ocasión, que al fin decidieron hacerlo, se produjo un “error” y bombardearon la base del Ejército.
No estamos hablando de una pequeña posición, sino de una gran base con centenares de hombres y gran número de equipos. No es difícil para ningún servicio de información que cuente con aviones, drones o satélites de reconocimiento sofisticados saber quién está en la base y cuáles son sus sistemas de armamento. En este sentido, las alegaciones norteamericanas sobre un “error” carecen de cualquier credibilidad.
Tampoco estamos hablando de un misil guiado o una bomba inteligente lanzados por un bombardero debido a un error del piloto sino de un ataque amplio llevado a cabo por cuatro aviones. Los objetivos de estas operaciones son fijados por una sala de operaciones tras recibir abundante información de inteligencia sobre el blanco a atacar.
El bombardeo norteamericano tuvo lugar también en un momento en el que la tregua en Siria se había convertido en letra muerta debido a las continuas violaciones -más de 300- de los grupos terroristas y la falta del cumplimiento por parte de EEUU de sus compromisos, lo cual le llevó a intentar mantener por todos los medios en secreto el acuerdo suscrito con Rusia. EEUU no logró tampoco, pese a sus compromisos, separar a ningún grupo rebelde “moderado” del Frente al Nusra.
La tregua fue así sólo de una parte. Los grupos rebeldes “moderados” y los grupos terroristas como Al Nusra la aprovecharon para reagruparse y preparar nuevas ofensivas en Alepo y Hama.
Algunos analistas han apuntado a un sabotaje de círculos militares de EEUU, que habían manifestado su oposición al acuerdo de tregua alcanzado entre la Administración Obama y Moscú y deseaban romper esta última y colocar a Rusia en una posición embarazosa y humillante.
Existen también otras sólidas razones. Hace dos meses varios medios estadounidenses se hicieron eco de un plan para dividir Siria entre el oeste del país -controlado por el Estado sirio- y el este controlado por fuerzas internacionales incluyendo de EEUU. Tal plan comenzaría por Deir Ezzor y sería camuflado como un proceso de “federalización” de Siria. En este sentido, la presencia de fuerzas sirias en Deir Ezzor, y mucho más sus avances, parecerían un claro obstáculo para la implementación de tales planes, que tienen como objetivo último el cortar la comunicación entre Irán y sus aliados, Siria y Hezbolá, con el fin de debilitar a estos últimos y servir a los planes hegemónicos israelíes en la región.
No es tampoco coincidencia que el ataque norteamericano haya tenido lugar en un momento en el que Israel ha atacado en varias ocasiones posiciones sirias en Quneitra bajo la justificación de que morteros y cohetes habían aterrizado en los Altos del Golán ocupados por la entidad sionista. Sin embargo, el sitio Debka, vinculado a los servicios de inteligencia militar israelí, reconoció en un reciente informe que tales cohetes procedían del campo del Frente al Nusra, que Israel apoya, y no del Ejército sirio. Se trata, pues, de otro ataque con una falsa justificación y que, al igual que sucedió con el estadounidense de Deir Ezzor, busca impedir la derrota de los terroristas en Siria, en su versión más extrema como Al Nusra y el EI, que han revelado así su condición de peones al servicio de los planes de EEUU e Israel en el país árabe.