El prisionero fue reclutado para una conspiración poco antes del 11-S por quien se cree que fue un miembro no identificado de la familia real saudí.
Según una nueva transcripción publicada por el Pentagon Periodic Review Board del interrogatorio del prisionero Hassan Abdallah al Sharbi en la prisión de Guantánamo, el prisionero fue reclutado para una conspiración poco antes del 11-S por quien se cree que fue un miembro no identificado de la familia real saudí.
Sharbi, que está acusado de ser un fabricante de bombas para Al Qaida, dijo que se le ofreció ir a EEUU a unirse al complot terrorista del 11-S por una figura religiosa saudí, que recibió una llamada telefónica relativa a esta trama de alguien a quien la figura religiosa llamó: “Su Alteza”. Ambos estaban discutiendo si Sharbi era apto para la misión, recordó el preso.
En ese tiempo, principios de 2001, Sharbi había vuelto a Arabia Saudí procedente de Phoenix, EEUU, donde había asistido a clases de vuelo en compañía de dos terroristas que tomaron parte en los atentados del 11-S. Él saudí aprendió a pilotar en la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle de Prescott (Arizona). Sharbi afirmó que el complot incluía su vuelta a EEUU desde Arabia Saudí para “pilotar un avión”.
Sharbi cree que fue seleccionado por sus prácticas en un simulador de vuelo, lo que le permitía volar más fácilmente que otros.
Él fue capturado junto con un operativo de Al Qaida, Abu Zubaidah, en una vivienda de Pakistán, donde él aprendió y luego comenzó a enseñar a otros cómo fabricar explosivos de control remoto.
En el verano de 2001, después de la entrevista en Arabia Saudí, él entrenó con Al Qaida en Afganistán.
Esta nueva declaración constituye una evidencia más de la implicación de la familia real en el reclutamiento, financiación y planeamiento de los atentados del 11-S en EEUU.
Las 28 páginas del informe del 11-S han ofrecido tales detalles y mencionan a al menos dos agentes de la inteligencia saudí que recibieron una fuerte financiación del embajador, Bandar bin Sultan (un amigo personal de George W. Bush y futuro jefe del servicio de inteligencia saudí) y alojaban y proporcionaban apoyo a tres de los secuestradores del 11-S cuando éstos residían en Los Angeles y San Diego.
Este revelación del preso de Guantánamo se produce poco después de que el Congreso de EEUU aprobara una ley que permite a las víctimas del 11-S demandar a Arabia Saudí por su papel en los atentados.