02-05-2024 07:35 AM Tiempo de Jerusalén

Países latinoamericanos rechazan política de EEUU hacia Cuba

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La reciente cumbre de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en la ciudad colombiana de Cartagena ha supuesto un nuevo episodio en el enfrentamiento entre EEUU y Cuba.

OEALa reciente cumbre de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en la ciudad colombiana de Cartagena ha supuesto un nuevo episodio en el enfrentamiento entre EEUU y Cuba, motivado esta vez por la persistencia del veto estadounidense a que la isla pudiera participar a este evento, que reúne cada tres años a los países de todo el continente americano.

Cuba señaló en una declaración publicada poco después de finalizada la cumbre que EEUU no había cambiado su política hacia América Latina y las naciones del Caribe y pidió a los estados de la región que mantengan su unidad frente a los intentos de Washington de “dividirlos y debilitarlos”.

“Frente a los intentos de dividirnos, América Latina necesita estar unida”, se leyó en una dura declaración, publicada por el periódico oficial del Partido Comunista Cubano, Granma, que califica a la OEA de ser un “cadáver no enterrado”.

La declaración también condenó el llamamiento del presidente norteamericano, Barack Obama, en favor de “reformas democráticas” en la Habana, efectuado durante la cumbre, y afirmó que EEUU no estaba en posición de dar sermones sobre democracia a nadie. “Nosotros, los cubanos, cuidaremos de Cuba”, señaló.

Este comunicado fue una respuesta a la exclusión de Cuba de la así llamada “Cumbre de las Américas” debido a la presión de EEUU y Canadá. La cumbre terminó, sin embargo, sin una declaración final por los desacuerdos entre Washington y los estados latinoamericanos a propósito de la no invitación a la isla y del conflicto de las Malvinas. Canadá y EEUU quedaron aislados en la votación de una resolución para poner fin a la exclusión de Cuba. Los votos de ambos se opusieron a los 32 del conjunto de los países de América Latina y el Caribe.

A esto hay que añadir que dos países, Nicaragua y Ecuador, boicotearon la cumbre de Cartagena precisamente porque Cuba no fue invitada. Por su parte, el presidente de Bolivia, Evo Morales, señaló que los países del ALBA boicotearán de ahora en adelante las sucesivas cumbres si Cuba no participa. El ALBA es un bloque compuesto por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Honduras, Nicaragua, San Vincente y las Grenadinas y Venezuela.

El propio anfitrión de la cumbre, el presidente colombiano, Juan Manual Santos, invitó a los países participantes “a no mostrarse indiferentes” a los cambios ocurridos en Cuba, de los que dijo que deberían ser “más ampliamente reconocidos y alentados”.

Contra el embargo

Las críticas contra la exclusión de Cuba se suman a los crecientes llamamientos en favor del levantamiento del embargo que pesa sobre la isla desde hace más de medio siglo. El embargo, decretado en tiempos del presidente John F. Kennedy, ha fracasado en su objetivo de acabar con el régimen cubano y crear otro que sea dócil a EEUU, aunque ha provocado diversas penalidades a la población de la isla, cifrada en unos 11 millones de habitantes.

La continuación del embargo significa además, según los críticos, una persistencia de los prejuicios ideológicos existentes durante la Guerra Fría. Según los expertos, el embargo se ha ido además quebrando poco a poco debido a que países como Canadá, España o China, entre muchos otros, han estado impulsando las relaciones económicas con La Habana y han invertido fuertes cantidades de dinero en la isla. Estas inversiones también permiten una  diversificación económica que garantizará que Cuba nunca vuelva a ser una colonia de facto de EEUU.

Aunque EEUU mantiene relaciones económicas con otros países, como China o Vietnam, que son gobernados por partidos comunistas, lo mismo no sucede en el caso cubano. La razón última es la existencia de un lobby anti-castrista representado por algunos sectores del exilio cubano en Florida que siguen soñando con la caída del régimen cubano.

Cabe decir, no obstante, que tales sectores se hallan en la actualidad muy debilitados. Muchos de sus líderes ya han fallecido y los sectores más jóvenes del exilio cubano ya se han integrado dentro de la sociedad estadounidense y sólo ven a Cuba como un referente lejano. Muchos de ellos se muestran también contrarios a la permanencia del embargo.

A esto hay que añadir que EEUU ha levantado el embargo siempre que le ha convenido a sus intereses económicos. En 2008, por ejemplo, este país exportó productos agrícolas a Cuba por valor de 711,5 millones de dólares.
 
La Administración norteamericana ha tomado también medidas para permitir viajes a Cuba de forma limitada bajo presión de otros sectores estadounidenses que afirman que el embargo perjudica también y sobre todo a los ciudadanos de EEUU, sobre los que ha pesado una prohibición para viajar a Cuba o tener relaciones comerciales con ese país.

Uno de estos detractores es el candidato presidencial Ron Paul, que ha condenado la política de bloqueo hacia Cuba. “Creo que es el momento de abandonar esta actitud de no hablar,” dijo Paul. “Hemos hablado con los rusos. Hemos hablado con los chinos. Hemos iniciado con ellos relaciones comerciales y no estamos matándonos uno al otro ahora. Hemos peleado con los vietnamitas durante un largo tiempo. Finalmente renunciamos y comenzamos a hablar. Ahora tenemos relaciones comerciales con ellos. No sé por qué el hablar con los cubanos intimida tanto… No estamos en 1962. No tenemos que utilizar la fuerza y la intimidación para derrocar gobiernos. No creo que eso vaya a funcionar”.

Sin embargo, las perspectivas de que EEUU cambie esta política fracasada parecen remotas. Obama, que reconoció públicamente el fracaso del embargo cuando era candidato al Senado, no parece dispuesto a aprobar la medida de levantarlo debido a su temor a las críticas republicanas hacia tal medida. Por su parte, todos los candidatos republicanos, con la única excepción del mencionado Ron Paul, han apoyado la continuación de la actual política hacia Cuba con el fin de conseguir los votos de los sectores más ultras del exilio cubano en Florida. Esto pone en evidencia que para los políticos estadounidenses resulta prioritario hacer frente al mundo entero antes que atreverse a perder un puñado de votos, que además son cada día menos y menos importantes.

“Las guerras de Cuba continuarán en La Habana, Miami y Washington”, señaló Daniel Erikson, autor del libro “The Cuba Wars”, en declaraciones a la agencia IPS. “Uno espera que llegará un momento en que las fuerzas de la reconciliación pacífica lleguen a dominar el escenario, pero tal visión sigue relegada a un futuro distante”.