Julio Rodríguez Bueno es presidente de la ONG Paz Ahora de España y tomó parte en la flytilla de solidaridad con Palestina. Él ha participado en diversas acciones de solidaridad con Palestina.
Julio Rodríguez Bueno es presidente de la ONG Paz Ahora de España y tomó parte en la flytilla de solidaridad con Palestina. Él ha participado en diversas acciones de solidaridad con Palestina.
¿Cuál fue el objetivo de vuestra participación en la flytilla a Palestina?
El objetivo era reivindicar el derecho de los palestinos a poder viajar y recibir visitas. En realidad, hoy toda Palestina, y no sólo Gaza, se ha convertido en una prisión a cielo abierto. Los miembros de la flytilla habíamos recibido una invitación del Ayuntamiento de Belén y de varias ONGs palestinas para acudir a la cita, pero esto se hizo imposible por la actitud de los ocupantes israelíes.
¿Hubo más participantes de España?
Sí, de España conseguimos llegar tres a través de Berlín y Toulouse. Los que iban a ir desde Roma y Lisboa no pudieron embarcar en los aviones. Yo llegué al Aeropuerto de Tel Aviv con una compañera de Paz Ahora de Cataluña, Teresa Sala.
¿Qué pasó en el aeropuerto?
Los promotores de la flytilla habíamos acordado que no íbamos a mentir sobre nuestra participación en dicha misión. Inmediatamente después de llegar dijimos en el control de pasaportes que íbamos a Belén para el encuentro previsto para los miembros de las delegaciones internacionales. Entonces llamaron a la Policía de Fronteras israelí y fuimos detenidos, Teresa Sala y yo.
Nos sometieron a interrogatorio y dijeron que nos iban a expulsar. Exigimos una orden de expulsión por escrito en la que se mostrara de qué se nos acusaba, asistencia consultar, asistencia letrada o una acusación formal de un tribunal. Ellos se negaron.
Nos condujeron para embarcarnos en un avión. A mí me golpearon por negarme a hacerlo y a Teresa Sala la introdujeron por la fuerza en el aparato. Luego, a mí me ingresaron en prisión.
¿Los demás miembros de la expedición fueron también objeto de malos tratos?
Todos los detenidos recibieron golpes y palizas y fueron ingresados en prisiones fuera del perímetro del aeropuerto, aunque algunos medios dijeron que ellos estaban retenidos dentro de este último, lo cual era falso. La mayoría de los presos franceses y belgas iniciaron una huelga de hambre para protestar por los malos tratos y la incomunicación total a la que estuvieron sometidos varios días.
¿Cómo saliste finalmente de allí?
Me expulsaron a las 48 horas, pero al final pude ver a la cónsul de España, a la que por cierto las autoridades israelíes engañaron diciendo que yo había sido expulsado el día anterior, lo cual era mentira. Más tarde, cuando llegué a Alemania estuve una hora y media detenido hasta que llegó una autoridad policial y entonces me devolvieron el pasaporte, que los israelíes habían entregado al piloto del avión, y luego me dejaron en libertad.
Por cierto, el año pasado sucedió lo mismo en Roma. Y estuve allí detenido hasta que subí al avión para España, que fue el momento en que me devolvieron el pasaporte.
¿Qué crees que ha conseguido la flytilla como resultado?
Aparte que ha dejado claro que Palestina es una prisión a cielo abierto, como dije anteriormente, el aspecto más sobresaliente es que ha mostrado la colaboración de los países occidentales con la represión israelí en contra de sus propios ciudadanos Las fronteras de Israel llegan de hecho a los países de la Unión Europea, Suiza o Australia.
En Francia, por ejemplo, el gobierno trató de convencer a sus ciudadanos de que no fueran a Palestina y la policía cargó en los aeropuertos de París y Toulouse contra los miembros de la campaña que protestaban porque no se les dejaba embarcar en el avión a pesar de haber comprado el billete.
Algunas compañías aéreas cooperaron con los israelíes al prohibir el embarque de los activistas mencionados en una lista negra proporcionada por los israelíes, aunque ellas serán demandas por tales hechos.
Otra cosa que cabe señalar es que en muchos aeropuertos internacionales hay equipos israelíes de seguridad que interrogan y registran a los viajeros que van a volar a Tel Aviv. Que yo sepa ningún otro estado tiene este privilegio. En Madrid y Barcelona, por ejemplo, estos israelíes tienen derecho incluso a registrar a los pasajeros, aunque éstos pueden requerir la presencia de un guardia civil, que sólo puede actuar como testigo. Recientemente, el gobierno sueco prohibió la presencia de tales equipos en el Aeropuerto de Estocolmo y los israelíes, en consecuencia, dejaron de volar allí.