Hay que pensar en los derechos del hombre, la libertad de expresión y la democracia antes de proceder a una unión de los países árabes del Golfo Pérsico, ha señalado el presidente del Parlamento de Kuwait.
Hay que pensar en los derechos del hombre, la libertad de expresión y la democracia antes de proceder a una unión de los países árabes del Golfo Pérsico, ha señalado el presidente del Parlamento de Kuwait.
“Es innegable que los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) no tienen otra opción que desarrollar sus relaciones hacia una forma de unión,” dijo Ahmad al Saadun en su cuenta de Twitter. Esta evolución permitiría al CCG “afrontar los retos potenciales que amenazan sus intereses, su seguridad e incluso su propia existencia,” añadió.
Sin embargo, él subrayó que todos los países del CCG deberían tener “regímenes similares abiertos a sus pueblos, especialmente en lo que se refiere al respeto a los derechos humanos y las libertades”.
Esto debe incluir “la libertad de expresión y el derecho a la participación popular en la toma de decisiones. Esperamos que estos puntos se resuelvan rápidamente para que la unión se puede realizar”, concluyó el veterano líder de la oposición de Kuwait.
El CCG agrupa a Bahrein y Kuwait, los únicos dos miembros con un Parlamento elegido (en el caso de Bahrein la Cámara Baja), así como Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Omán y Qatar, que cuentan sólo con consejos consultivos sin poder legislativo.
Las seis monarquías del CCG decidieron el lunes, después de una cumbre en Riad, continuar con el estudio de una posible unión, que afectaría en un principio a Arabia Saudí y Bahrein. Sin embargo, la oposición shií de Bahrein, que lucha por la democratización del país, es hostil a tal unión.
La idea de una unión entre los países del CCG fue lanzada en diciembre por el rey Abdullah de Arabia Saudita y ha recibido hasta ahora el apoyo sólo del régimen de Bahrein, que se encuentra asediado por las protestas populares y ha recibido tropas saudíes de refuerzo para reprimirlas. Pese a estas ayudas, las fuerzas de seguridad de Bahrein no han conseguido acabar con las manifestaciones pacíficas, que se prolongan ya desde hace más de 15 meses.
Las monarquías del Golfo se niegan a reconocer la magnitud de este movimiento de protesta y prefieren, en lugar de ello, acusar a Irán de interferirse en sus asuntos internos.
El CCG fue creado en 1981 a raíz de la guerra entre Iraq e Irán (1990/1988) y prestó su apoyo al régimen de Saddam Hussein durante aquel conflicto.