seguridad y antiexplosivos redoblaron hoy los controles en esta capital en previsión de atentados, horas después de que una serie de ataques con bombas provocó 21 muertos en distintas zonas de Iraq.
seguridad y antiexplosivos redoblaron hoy los controles en esta capital en previsión de atentados, horas después de que una serie de ataques con bombas provocó 21 muertos en distintas zonas de Iraq.
La policía incrementó desde anoche el patrullaje del distrito de Washash, con predominio de población musulmana chiita y en cuyo mercado central murieron ocho personas y otras 30 resultaron heridas por la deflagración de un artefacto en un taxi estacionado allí.
Medios locales reportaron que la vigilancia se elevó este viernes en torno a la fortificada Zona Verde de Bagdad, donde hay varios edificios estatales y gubernamentales, y embajadas de países occidentales.
Según el Ministerio del Interior, cuatro iraquíes perecieron y otros 20 sufrieron heridas cuando un carro bomba detonó cerca de un edificio gubernamental en Taji, poblado de mayoría sunnita situado 20 kilómetros al norte de la capital.
La violencia dejó un saldo de un policía muerto y otro lesionado por un bombazo en el área shií de Abu Dsheer, en el sur bagdadí, mientras en la ciudad de Falluja, cabecera provincial de Al-Anbar (oeste), dos agentes murieron y cuatro quedaron heridos en hechos similares.
Otro carro bomba estalló cerca de un lugar de oración shiíes en la ciudad de Baaquba, al norte de esta capital, con balance de seis fallecidos y 51 lesionados, agregaron las fuentes.
El ataque siguió la explosión de una bomba en la misma localidad, capital de la provincia de Diyala, que provocó dos muertos y cuatro heridos, añadió un oficial, mientras socorristas trabajaron hasta esta madrugada en el rescate de cadáveres debajo de los escombros.
Precisamente, la convivencia de musulmanes sunníes, shiíes y kurdos en Baaquba la convierte en una de las urbes más volátiles de Iraq, más ahora que el país atraviesa por una inquietante crisis política entre el gobierno y la oposición.
Miembros de la oposición en el parlamento, básicamente la alianza Al-Iraqiya, apoyada por sunnitas, acusan al primer ministro iraquí, el shií Nuri Al-Maliki, de tratar de consolidar el poder a expensas suyas, y amenazaron con promover un voto de no confianza.
De hecho, Al-Maliki señaló el miércoles pasado la posibilidad de convocar a elecciones legislativas anticipadas, si otros partidos políticos se negaban a participar en el diálogo nacional con el que se pretende negociar la repartición del poder en esta nación mesopotámica.
Estadísticas manejadas por medios noticiosos iraquíes refieren que en lo que va de junio perdieron la vida alrededor de 200 personas, básicamente shiíes, como consecuencia de la violencia sectaria.