Turquía no siente enemistad hacia Siria. Esta declaración sorprende, sobre todo, porque emanó del presidente turco, Abdulá Gul.
“Turquía no siente enemistad hacia Siria”. Esta declaración sorprende, sobre todo, porque emanó del presidente turco, Abdulá Gul.
El lunes, Gul afirmó que Turquía no tenía ningún problema bilateral o conflicto de intereses con Siria ni sentía ninguna hostilidad hacia ese país.
¿Táctica o admisión de impotencia en una situación que ahora parece escaparle a Turquía de las manos?, se preguntó el sitio Guysen International.
De hecho, después del tono amenazador que los dirigentes turcos adoptaron contra Siria tras el caso del avión de combate turco derribado por el fuego antiaéreo sirio, ninguna acción de represalia seria ha sido adoptada por Ankara, haciendo realidad el famoso dicho de que “la corteza de Turquía es más fuerte que su mordedura”.
A pesar de que Ankara ha dado la bienvenida a la oposición siria y ofrece un refugio seguro para los insurgentes sirios ha confirmado que no emprenderá ninguna acción militar contra Siria sin el apoyo de Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o de las Naciones Unidas a través del Consejo de Seguridad, lo que sugiere una reducción de las opciones disponibles para Turquía.
De los “cero problemas” a los problemas con todos
Cuando llegó al poder, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan comenzó a visitar los países vecinos con el fin de poner en práctica lo que él denominó como una política exterior de “cero problemas”.
En la década pasada, Turquía evitó una confrontación con Irán y procedió a desarrollar amistades con países anteriormente enemigos como Siria e Iraq.
Sin embargo, al cabo de ese tiempo las cosas han empezado a torcerse para Turquía. En Iraq, el apoyo turco a la opositora coalición Iraqiya y el enfrentamiento de Erdogan con el primer ministro Nur al Maliki ha supuesto finalmente un duro golpe para la influencia turca en ese país. La decisión de Ankara de reducir las exportaciones de petróleo de Irán y su apoyo a la oposición siria han también llevado a un deterioro de las relaciones con Teherán.
En lo que respecta a Siria, la actitud de Turquía comenzó a cambiar tras fracaso de su mediación para lograr un acuerdo de paz entre Israel y Siria. Su postura hacia Siria comenzó a convertirse en enemistad después de que Turquía comenzara a apoyar la oposición siria.
Según el diario turco Taraf, Ankara debería seguir una política más prudente en lo que respecta a la crisis de Siria, ya que “la política turca de actuar demasiado abiertamente ha provocado al régimen de Assad.”
Por su parte, el ex canciller Ilter Turkman dijo que su país “no ha seguido una política prudente, porque se volvió de la noche a la mañana contra el presidente Assad, convirtiéndole de amigo en rival”, y agregó que él está en contra del apoyo de Turquía a los combatientes de la oposición siria.
Y agregó: “No creo que una Siria post-Bashar fuera a estar agradecida si un nuevo gobierno ocupara el poder. En ese momento, todos los viejos problemas con Turquía saldrían a la superficie, incluyendo la disputa por el territorio de Hatay”.
Y lamento: “Somos prisioneros de nuestro discurso”, añadiendo que “cualquier acción militar turca contra Siria sería una locura.”
Según el experto estratégico, Hugh Pope, del International Crisis Group, “Turquía puede vender sus productos en Oriente Medio, pero su capacidad para ejercer influencia en estos países es ahora muy limitada”.