El fiscal general de Egipto ha hecho un llamamiento para que se investiguen los detalles de lo que él llamó el asesinato del ex vicepresidente del país y por largo tiempo jefe de inteligencia, Omar Suleiman.
El fiscal general de Egipto ha hecho un llamamiento para que se investiguen los detalles de lo que él llamó el “asesinato” del ex vicepresidente del país y por largo tiempo jefe de inteligencia, Omar Suleiman.
Mahmud Abdul Mayid ha solicitado una investigación sobre la muerte de Suleiman a raíz de una denuncia presentada por el presidente del partido Ahrar al-Zaura, Mohammed Farid Zakaria, informó el diario egipcio Al Yaum al Sabi.
Zakaria, en su denuncia, acusó al presidente estadounidense Barack Obama, a la embajadora de EEUU en El Cairo, Anne W. Patterson, y al jefe de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU., David H. Petraeus, de complicidad en el asesinato de Suleiman.
Según Al Yaum al Sabi, Zakaria dijo, refiriéndose a su estrecha relación con Omar Suleiman, que éste “siempre estaba preocupado de ser asesinado.”
La agencia oficial de noticias egipcia MENA informó el 19 de julio que Suleiman había muerto en un hospital de EEUU.
En enero de 2011, varios días antes del derrocamiento de Hosni Mubarak, Suleiman fue nombrado vicepresidente. Él estuvo directamente involucrado en el asesinato de manifestantes.
Antes de las elecciones de mayo en el país, Suleiman se habían registrado oficialmente como uno de los aspirantes a la presidencia en las elecciones presidenciales del país.
Esta acción causó una indignación extrema entre muchos egipcios, que estaban pidiendo el procesamiento del ex vicepresidente de Mubarak, que muchos creían que desempeñó un papel clave en el asesinato de manifestantes pacíficos y la exportación de gas a Israel por debajo de los precios del mercado.
La Comisión Suprema de las Elecciones Presidenciales prohibió a Suleiman participar en las elecciones. Éste más tarde salió de Egipto y se dirigió a Abu Dhabi con sus familiares. Él murió en EEUU, donde fue sometido a exámenes médicos, a la edad de 76 años.
Con su muerte, él se ha llevado a la tumba gran parte de los secretos de inteligencia referidos a las relaciones secretas del régimen de Mubarak con EEUU e Israel.
