Es el hecho militar del día: el ESL y las bandas salafistas aliadas con él han tenido que evacuar su bastión de Salahuddin, en Alepo, desde donde habían intensificado las incursiones en una decena de barrios.
Es el hecho militar del día: el ESL y las bandas salafistas aliadas con él han tenido que evacuar su bastión de Salahuddin, en Alepo, desde donde habían intensificado las incursiones en una decena de barrios al sureste de la ciudad. Un combatiente dio la noticia este miércoles a un corresponsal de Reuters en este barrio: “Nos hemos replegado; nos hemos ido”. Le Figaro confirmó esta información alrededor de 10 horas de esta mañana. Asimismo, una fuente de la seguridad siria confirmó al canal libanés Al Manar que el Ejército controla ahora totalmente Salahuddin. Y parece que esta conquista es el comienzo de la ofensiva esperada.
La batalla por Alepo ciertamente no ha terminado. Pero el ESL y los salafistas acaban de sufrir una aplastante derrota militar y simbólica: habían presentado, y toda la prensa occidental tras ellos, al barrio de Salahuddin como su bastión, un nuevo Bab Amr. Muy pronto, el Ejército concentró sus recursos en tierra y aire en este barrio, anunciando prematuramente hace diez días su recuperación, pero los rebeldes siguieron atrincherados en varios puntos sobre el terreno y los combates continuaron. La presión se mantuvo, por tanto, mediante ataques aéreos sobre los militantes de Salahuddin. Una fuente de la seguridad siria indicó ayer que parecía hacer un desplazamiento general de las posiciones de los insurgentes desde el suroeste hacia otras zonas más al norte y al este, y hacia el centro de Alepo. En su edición del martes 7 de agosto la agencia Sana, que cita fuentes militares, habla de 200 militantes muertos en Salahuddin en los últimos tres días.
Este fracaso se suma a los registrados en los últimos días delante de la Ciudadela, el cuartel general del Ejército, el Instituto de Medicina Legal, el Palacio de Justicia, la sede de la televisión, la sede del Tribunal Militar y la del Partido Baaz y la Facultad de Ciencias, la destrucción de la sede del grupo pro-Al Qaida Yahbat al Nusrat en el barrio de Shaar, sin contar las numerosas y costosas intercepciones de convoyes del ESL alrededor de la ciudad.
Por otra parte, Sana dijo en la mañana del miércoles 8 de agosto que el Ejército llevó a cabo un ataque en el área de la rotonda de Agiur, cerca de la Ciudadela y la Ciudad Vieja: tres vehículos de los rebeldes fueron destruidos y decenas de combatientes resultaron muertos y heridos. El día anterior, en el área de al-Assileh, los combates contra un grupo de 150 rebeldes causaron la muerte de decenas de ellos, y la destrucción de cuatro vehículos con ametralladoras pesadas. El mismo día, otro grupo fue diezmado en Al Yaala (al oeste de la Ciudad Vieja y la Gran Mezquita), otro en Hanano (de Alepo) y otro en Al Qasser al Baladi. Por otra parte, un intento de infiltrarse en la Ciudadela de Alepo fue rechazado con pérdidas en la noche del lunes al martes.
Una derrota político-social, incluso antes que militar
En resumen, como hemos escrito muy temprano, los 5000 o 8000 insurgentes salafistas y del ESL presentes en la parte sur de Alepo no pueden resistir militarmente a un ejército bien equipado, que disfruta de un apoyo aéreo efectivo, que actúa siguiendo un plan general y que está respaldado por milicias locales. Un ejército, en particular, que cuenta con el apoyo, tácito o expreso de la gran mayoría de la población de Alepo. Incluso el propio Figaro ha reconocido que los rebeldes han sido incapaces de provocar ninguna insurrección popular en su favor. Miles de residentes de Alepo “votaron con sus pies” en contra del ESL, al huir de las zonas bajo su control.
Sobre este último punto (la capital), cabe señalar que el fracaso del ESL en Alepo se inscribe en los genes sociológicos de la ciudad: una ciudad moderna, grande y, por supuesto, con una rica historia de convivencia entre las comunidades obviamente no podía caer en manos de unos extremistas que al poco de tomar posesión de unas zonas comenzaron a llevar a cabo asesinatos sectarios y ejecuciones sumarias. Unos fanáticos reclutados entre el lumpen de veinte países diferentes y dirigidos por oficiales extranjeros, principalmente de Arabia Saudita y Turquía, no podían atraer el apoyo de la población. Simplemente, no podía funcionar.
La pregunta no es si el ESL será aplastado en Alepo, sino cuando lo será definitivamente.