El Grupo de Trabajo de la Iglesia Unida de Canadá presentó en mayo un informe de 26 páginas sobre el boicot a los productos israelíes en el Consejo General de la Iglesia.
El Grupo de Trabajo de la Iglesia Unida de Canadá presentó en mayo un informe de 26 páginas sobre el boicot a los productos israelíes en el Consejo General de la Iglesia.
La Iglesia está debatiendo el informe en las sesiones del 41º Consejo General, que se celebra en Ottawa del 11 al 18 de agosto. El informe propone el boicot a las mercancías producidas por el régimen sionista en los territorios ocupados palestinos, Cisjordania y Jerusalén Este, y establece un paralelismo entre las acciones del régimen sionista contra los palestinos y el Holocausto.
Bruce Gregersen, responsable del Consejo General de la Iglesia, ha mostrado su pleno apoyo al informe, diciendo que la llamada al boicot está en línea con la política del Consejo de que un congelamiento de los ilegales asentamientos judíos sería un paso importante hacia el establecimiento de la paz entre palestinos e israelíes.
La propuesta ha suscitado la reacción negativa del lobby sionista y sus medios de apoyo en Canadá, que ya han emprendido esfuerzos para anular las decisiones del Consejo.
El Centro para los Temas de Israel y los Judíos en Canadá ha firmado una petición pidiendo una protesta pública contra esta acción. El centro alega que la Iglesia Unida de Canadá se convertiría en una entidad anti-israelí si esta propuesta es aprobada.
Nueve senadores canadienses, todos los miembros de la Iglesia Unida y una mezcla de conservadores y liberales, han firmado una carta de protesta contra la propuesta de la Iglesia a la que califican de “unilateral” debido a su enfoque en relación a la difícil situación de los palestinos. Sin embargo, la propuesta ha ganado el apoyo de Amigos Canadienses de Paz Ahora (CFPN), un grupo judío pacifista.