La muerte de más de un centenar de insurgentes armados en la ciudad de Alepo cerró un mes de constantes enfrentamientos entre fuerzas gubernamentales y bandas armadas, apoyadas desde el exterior.
La muerte de más de un centenar de insurgentes armados en la ciudad de Alepo cerró un mes de constantes enfrentamientos entre fuerzas gubernamentales y bandas armadas, apoyadas desde el exterior, señala hoy una fuente oficial.
Imágenes mostradas por la televisión siria ofrecen una panorámica de un combate en los alrededores de la academia de la Fuerza Aérea en esa ciudad, a 350 kilómetros de Damasco, registrado este viernes.
Los irregulares perdieron más de un centenar de hombres, incluso algunas fuentes sitúan la cifra en 150, mientras gran cantidad de vehículos artillados con ametralladoras, usados por las bandas, fueron destruidos.
La realidad parece contrastar con los comunicados del llamado Observatorio Sirio de los Derechos Humanos que, desde Londres, ha estado divulgando partes victoriosos para los grupos armados.
Durante la semana prosiguieron los choques en varias provincias sirias y, según la poca información oficial, las fuerzas gubernamentales logran avances para limpiar el país de mercenarios e insurgentes, algo que, según el presidente Bashar al-Assad, llevará tiempo.
Entre otras acciones, esa aproximación presidencial se debe a los esfuerzos de las autoridades por no dañar a la población y las estructuras, donde se refugian elementos insurgentes.
Para autoridades, el empleo desproporcionado de la fuerza podría reportar una rápida victoria, pero con grandes daños entre pobladores y edificaciones.
En Alepo, según un enviado de la televisora Telesur que avanzó con el Ejército, se aprecia que las fuerzas del gobierno actúan con extrema cautela evitando la acción de los tanques contra centros, donde se sabe existen pobladores civiles y por lo general, los blindados avanzan en misiones de protección de la infantería.