"...No sé donde nuestro estúpido jefe de batallón sacó esa descabellada idea: comenzamos a perseguir a los niños durante nuestras patrullas..."
“Los niños palestinos salían de la escuela al final del día, regresaban directamente a sus casas y hacían mucho ruido con sus petardos... Esto es absurdo. No sé donde nuestro estúpido jefe de batallón sacó esa descabellada idea: comenzamos a perseguir a los niños durante nuestras patrullas. (...).
Tal vez tenía cuatro o cinco años… Un niño muy pequeño con su hermano. Tal vez estaba en la guardería... Y le realizamos un registro corporal. Sobre él y su hermano mayor, apenas un poco mayor. (...) Es increíble. Me sentí tan inmoral, tan inhumano…”
Esta increíble escena se desarrolló en la localidad palestina de Hebrón. Ella fue narrada por un suboficial del Ejército israelí. Su testimonio fue recogido por la ONG Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio), que recoge desde hace varios años las historias de soldados que sirvieron en los territorios ocupados. Estos miles de horas de entrevistas, filmadas o transcritas, dan testimonio de la barbarie de la ocupación, los crímenes de guerra y la humillación ordinaria que experimentan los palestinos al cruzar los puestos de control.
En un nuevo libro negro, la ONG ha recopilado evidencias abrumadoras acerca de la violencia y las graves violaciones de derechos humanos de las que los niños palestinos son objeto. Las sospechas permanentes, las detenciones arbitrarias, los malos tratos físicos e incluso los disparos con fuego real afectan también a los niños, según los testimonios de soldados israelíes.
“Estas historias iluminan la realidad de la vida cotidiana de los niños palestinos y los jóvenes que viven bajo la ocupación israelí”, escriben los autores de este informe. Los testigos describen una rutina en la que los niños palestinos, a menudo menores de diez años, son tratados de una manera que ignora su edad. En la práctica, son sometidos por los militares israelíes al mismo tipo de trato que los adultos. La violencia física, acompañada del acoso y la humillación, es ejercida a menudo contra estos niños de forma arbitraria”.
Jóvenes vidas traumatizadas
En los testimonios recogidos anualmente por la organización Breaking the Silence, los niños aparecen por todas partes. Ellos sufren en primera línea el trauma que significa la destrucción de una vivienda palestina por el Ejército israelí.
Un capitán describió el terror de unos jóvenes hermanos jóvenes durante un registro: “Entro en una casa, hay allí una mujer (...) Me volví y le pregunté: “¿Dónde está el hombre de la casa? Nadie entiende. Nadie. Entonces veo un colchón cubierto con una manta.”
La manta se mueve. Y yo... no sé, a lo mejor alguien se esconde allí. Le pido a un soldado: “Ve a ver rápidamente lo que hay debajo de ella” y él tira de la manta... Cuento ocho niños que se aprietan juntos, muertos de miedo. Se esconden unos detrás de otros, mirándome fijamente, como si en el momento siguiente fuera hacerles no sé qué (...) Yo salgo de allí en estado de shock.” Pero ¿qué importa el terror de un niño cuando, en nombre de la seguridad, se puede justificar cualquier cosa?
L´Humanité