El pasado 1 de septiembre, un tribunal electoral de siete jueces declaró por unanimidad a Enrique Peña Nieto, de 46 años, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El pasado 1 de septiembre, un tribunal electoral de siete jueces declaró por unanimidad a Enrique Peña Nieto, de 46 años, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), vencedor de las elecciones presidenciales del 1 de julio, poniendo fin así a una larga disputa por los resultados. Según el fallo, Nieto sacó 3,3 millones de votos más que el candidato de la izquierda, Andrés López Obrador, en unas elecciones en las que 80 millones de electores estuvieron llamados a depositar su voto.
“Enrique Peña Nieto es el presidente electo de… México desde el 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre de 2018”, dijo el presidente del tribunal, José Alejandro Luna Ramos. Nieto, que jurará el cargo el 1 de diciembre, llevará de nuevo al PRI al poder después de 12 años. El PRI gobernó México durante siete décadas.
El tribunal desestimó al mismo tiempo el recurso de apelación de López Obrador en contra del resultado. López Obrador acusó al PRI de haber cometido un fraude electoral mediante la compra de votos y otras irregularidades. Él dijo que tenía pruebas de que Peña Nieto pidió ayuda a los gobernadores locales con el fin de comprar 5 millones de votos mediante la distribución de alimentos, dinero, materiales de construcción y fertilizantes entre la población de muchas localidades a cambio de votar por él en las elecciones. “La operación masiva de compra de votos fue llevada a cabo antes y el día de las elecciones”, dijo López Obrador en una conferencia de prensa.
López Obrador también perdió la campaña presidencial por un estrecho margen en 2006, en lo que fue denunciado asimismo como unas elecciones fraudulentas.
En 1988, otras elecciones plagadas de fraude dieron el poder a Carlos Salinas de Gortari, el candidato del PRI, en detrimento del candidato de izquierda Cuauhtémoc Cárdenas. Con el fin de permitir a Salinas de Gortari gobernar, el PAN se alió al PRI y obtuvo a cambio varios puestos de gobernador y otros cargos y también logró la aprobación de una serie de reformas que demandaba.
En estas recientes elecciones se reprodujo la alianza. “El presidente del PAN, Gustavo Madero, reconoció que se violaron los topes de campaña, que hubo compra de votos, que el PRI ganó a base de billetazos, pero en un conciliábulo (los dirigentes del PAN) acuerdan que no van a impugnar los comicios, ni a sumarse a la lucha de Andrés Manuel López Obrador por la nulidad del proceso”, señaló el periódico mexicano La Jornada.
Sin embargo, el candidato izquierdista se ha negado a reconocer el fallo del tribunal electoral y ha pedido a sus seguidores que se manifiesten el 9 de septiembre en México DF. “Las elecciones no fueron ni limpias ni libres ni genuinas así que, por lo tanto, no reconozco a una administración ilegítima que ha surgido de votos que fueron comprados y otras graves violaciones de la Constitución”.
“La desobediencia civil es un deber honorable cuando va dirigido contra ladrones que roban la esperanza y la felicidad al pueblo,” añadió Obrador. Sus denuncias han recibido eco en algunos medios mexicanos, como El Fisgón, que hizo un recuento sobre todo de los mecanismos y prácticas fraudulentas que el PRI ha utilizado para imponerse en las votaciones tanto presidenciales como en los estados. “Los del PRI son los campeones olímpicos, mundiales y planetarios del fraude electoral. Han hecho fraude siempre, de manera sistemática e ininterrumpida”, explicó.
“Éste es uno de los fraudes electorales más documentados en la historia de México. Todos lo vimos”, afirmó El Fisgón. “Lo que se tiene documentado, es que el PRI gastó, por lo menos, 4.599 millones de pesos; siendo que el tope para la campaña es de 360 millones de pesos. Y la penalización por rebasar ese tope es la pérdida del registro del partido y la cancelación de la candidatura”.
La Jornada mencionó otros medios de fraude electoral empleados en esas elecciones: distritos donde votó el 100% de los censados, incluso los muertos; depósito de tacos de votos (más de un voto en la urna), apertura ilícita de urnas y depósito en ellas de votos e incluso coacciones a los votantes en el exterior de los colegios.
Este fraude electoral llevó a miles de manifestantes a llenar las calles de la capital para protestar por los resultados los días 15 y 23 de Julio. Ellos cantaron eslóganes en contra de Peña Nieto, al que acusaron de comprar los votos, según AFP. Los manifestantes recorrieron las calles de México DF llevando pancartas en las que se leía “Ganar mediante el fraude no es ganar”.
“México no votó por el fraude. México quiere ser un país honesto y democrático,” dijo Marlem Muñoz, una estudiante de la Universidad de Autónoma Nacional de México. “Lo que ha ocurrido en las elecciones fue una burla total al pueblo mexicano”.
Crisis social
Las elecciones mexicanas tuvieron lugar en un contexto en el que casi la mitad de los 112 millones de mexicanos viven bajo el umbral de la pobreza. Así pues, la economía se convirtió en uno de los asuntos estrella de la campaña electoral.
La guerra contra las drogas, lanzada hace casi seis años por el saliente presidente Felipe Calderón, del conservador (PAN), fue otro asunto dominante de la campaña. La represión militar de Calderón en contra de los carteles de la droga ha convertido a grandes partes del país en zonas de guerra.
Más de 55.000 personas han sido asesinadas en la guerra contra el narcotráfico y entre los cárteles de la droga desde diciembre de 2006. Como resultado de este conflicto, varias partes del país se han convertido en zonas de guerra.
Causas del resurgimiento del PRI
Durante décadas, el PRI impidió el desarrollo de un sistema democrático pluralista con la ayuda de extensas y sofisticadas redes clientelares y utilizando la narrativa y la cultura política del nacionalismo revolucionario.
En 2000, el régimen del PRI tocó a su fin con la elección de Vicente Fox, candidato del PAN, como presidente. Algunos consejeros pidieron entonces a Fox ir a por el PRI mediante una investigación de los casos de corrupción protagonizados por ese partido, lo cual habría podido llevar a su disolución.
Sin embargo, Fox demostró estar poco interesado en un cambio democrático radical y, en lugar de ello, prefirió adoptar una actitud de tolerancia hacia los pasados desmanes del PRI, lo cual significó una transición política suave, pero al mismo tiempo dejó abierta la puerta al mantenimiento de la influencia de una fuerza antidemocrática y enemiga de los cambios reales. Por otro lado, la presidencia de Fox se caracterizó por la inacción y la ineficacia, de tal modo que hizo añorar a muchos la llamada “presidencia imperial” de los años de gobierno del PRI.
Por otro lado, el PRI había sido derrotado, pero estaba repleto de los mismos políticos que buscaban entonces mantener sus carreras y privilegios y la perpetuación de la cultura política en la que habían crecido. El partido contaba además con una serie de cargos políticos a nivel menor, como gobernadores y alcaldes. En 2006, Peña Nieto, entonces gobernador del estado de México, reprimió a los campesinos que protestaban contra la expropiación de tierras para el proyecto de construcción de un nuevo aeropuerto internacional en Atenco. Dicho proyecto fue finalmente abandonado por el gobierno de Fox.
Durante la presidencia de Felipe Calderón, el PRI buscó cambiar su imagen mediante operaciones publicitarias y manteniendo las disputas internas ocultas ante el gran público. Al mismo tiempo, el partido mantuvo una actitud de cooperación con Calderón en temas como la reforma de impuestos o de las pensiones.
A esto hay que sumar el desgaste que supuso para el PAN la recesión económica motivada por la crisis financiera global de 2008 y el enorme costo de la guerra contra el narcotráfico. Todo esto llevó a que el PRI se convirtiera en el gran ganador de las elecciones legislativas de 2009.
A ello contribuyó también que el partido continuara siendo el mayor del país y, sobre todo, la anteriormente mencionada falta de interés del PAN y de los presidentes Fox y Calderón por llevar a cabo una reforma democrática en profundidad que hubiera eliminado la cultura política de corrupción y clientelismo predominante en las décadas de dominio del PRI.