Canadá se ha colocado en la vanguardia de los países occidentales en contra de Irán al decidir la suspensión de las relaciones diplomáticas con Teherán y la expulsión de los diplomáticos iran&iacut
Canadá, aliado incondicional de la entidad sionista, se ha colocado en la vanguardia de los países occidentales en contra de Irán al decidir la suspensión de las relaciones diplomáticas con Teherán y la expulsión de los diplomáticos iraníes todavía presentes en Ottawa.
El ministro de Asuntos Exteriores, John Baird, anunció el cierre inmediato de la embajada en Teherán, citando en particular el “aumento de la ayuda militar” de Irán a Siria y las “amenazas de Irán” contra el régimen de Israel.
Los ocho diplomáticos canadienses que quedaban en Teherán han abandonado Irán y 17 diplomáticos iraníes en Ottawa tienen cinco días para salir, dijo el ministerio.
Teherán ha denunciado la decisión de Ottawa, acusando al gobierno de Canadá de estar “bajo la influencia del régimen sionista”.
“El gobierno de Canadá es un gobierno extremista (...) influenciado por el régimen sionista, que toma medidas para ejercer presión sobre el pueblo iraní y crear problemas para los ciudadanos de nuestro país”, dijo el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Ramin Mehmanparast, que agregó que Irán daría “respuesta adecuada” a Ottawa.
Canadá también ha anunciado que ha colocado a Irán y Siria en su lista particular de entidades que “apoyan el terrorismo”.
Este deterioro de las relaciones bilaterales es sorprendente, según Houshang Hassan-Yari,
profesor de Relaciones Internacionales en el Royal Military College de Canadá.
Desde 2006, en que se produjo la llegada al poder en el Partido Conservador, incondicionalmente pro-israelí, Canadá ha adoptado decisiones radicalmente pro-israelíes, como la prohibición de entrada en el país del político británico pro-palestino, George Galloway.