Turquía bombardeó objetivos en Siria el miércoles y jueves en respuesta a la caída de unos obuses procedente de territorio sirio en una acción en la que murieron cinco civiles en un pueblo cercano a la frontera turca.
Turquía bombardeó objetivos en Siria el miércoles y jueves en respuesta a la caída de unos obuses procedente de territorio sirio en una acción en la que murieron cinco civiles en un pueblo cercano a la frontera turca.
Las Naciones Unidas y los aliados de Ankara –EEUU a la cabeza- hicieron responsables a Damasco de este incidente.
Esta repentina escalada de tensión entre los dos vecinos comenzó en la tarde del miércoles, cuando varios proyectiles alcanzaron la ciudad turca de Akcakale, situada junto a la frontera con Siria.
El gobernador de la provincia, Celalettin Guvenc, dijo que el bombardeo destruyó una casa y mató a cinco personas.
Otras diez personas resultaron heridas, dos de gravedad, agregó.
Unas horas más tarde, después de una reunión con sus asesores más cercanos, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que el ejército turco había bombardeado en represalia varios “objetivos”, que no identificó y que se encuentran en territorio sirio.
El ejército turco continuó hasta la noche del miércoles haciendo uso de su artillería, informó la agencia Anatolia, que añadió que la unidad que disparaba estaba basada en Akcakale. Estos ataques provocaron fuertes explosiones en el lado sirio.
Aunque el origen de los disparos que impactaron en Akcakale no ha sido formalmente determinado, el primer ministro turco ha acusado al régimen de Damasco de ser el único responsable.
Por su parte, el Parlamento turco aprobó el jueves la posibilidad de lanzar operaciones militares en el lado sirio.
La Constitución turca establece que cualquier operación militar en el extranjero deberá ser autorizada previamente por el Parlamento.