El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, acusó hoy a Turquía de adoptar una política de insolente hacia Siria y de no dejar al pueblo sirio resolver sus problemas.
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, acusó hoy a Turquía de adoptar una política de “insolente” hacia Siria y de no dejar al pueblo sirio resolver sus problemas.
Después de las conversaciones en Moscú con el presidente ruso, Vladimir Putin, Maliki ha instado a la comunidad internacional a intervenir para poner fin a esta política turca.
Las relaciones turco-iraquíes son tensas debido a la negativa de Ankara de extraditar al antiguo vicepresidente iraquí, Tareq al-Hashemi, quien fue condenado a muerte en su país por su participación en escuadrones de la muerte. Bagdad también se queja de las incursiones turcas contra los rebeldes kurdos en el Kurdistán iraquí.
No a la interferencia de la OTAN
Maliki también confirmó la oposición de su país a toda injerencia de la OTAN en Siria bajo el pretexto de la defensa de Turquía. Él advirtió que cualquier injerencia de este tipo llevaría a la región a una gran guerra.
“No hay que provocar una guerra y arrastrar a toda una organización como la OTAN a defender Turquía, que no es objeto de ninguna amenaza”, dijo Maliki, que añadió que “las noticias transmitidas por los medios de comunicación sobre el lanzamiento de bombas por aviones sirios en el territorio iraquí son exageradas y no darán lugar al estallido de una guerra”.
Él reiteró que “la resolución de la crisis debe ser pacífica y que el pueblo sirio será el que tenga que decidir, después de la recuperación de la paz, si se mantiene el régimen o no”.
Putin
Por su parte, el presidente ruso dijo que “en numerosas cuestiones, nuestras opiniones están muy cerca”. Putin también dio la bienvenida a la reanudación de la cooperación militar con Iraq.
“Los especialistas iraquíes están familiarizados con nuestros sistemas de armas”, manifestó Putin, según Ria Novosti.
El martes, el gobierno ruso reveló que los dos países habían firmado contratos de armas este año por un total de 4.200 millones de dólares (3.300 millones de euros).
Según la prensa rusa, el contrato incluye 30 helicópteros de ataque Mi-28 y 42 sistemas de misiles antiaéreos Pantsir-S1.